Jorge Arrate: «en el proceso constituyente nos jugamos marcar la diferencia»

Aprovechando su visita a la región de Los Lagos, El Sureño conversó con Jorge Arrate. Militó durante 46 años en el Partido Socialista. Se fue de allí para representar a la izquierda extra parlamentaria en las presidenciales de 2009. Ahora forma parte de Plataforma Socialista, una alternativa para sus compañeros desencantados del PS.

El exministro de Educación (1992-1994), Trabajo (1994-1998) y de la Secretaría General de Gobierno (1998-1999), analizó el mandato de Boric, el nuevo proceso constituyente y a la ex Concertación.

– Plataforma Socialista no es partido, pero pertenecen al Frente Amplio. ¿Cómo describiría el apoyo que dan al gobierno?

Nosotros apoyamos plenamente al gobierno del presidente Boric. Lo hacemos con la mayor lealtad, pero en nuestro concepto eso evita cualquier tipo de obsecuencia. Somos firmes partidarios de este gobierno y queremos que nos vaya muy bien. Aunque eso significa también que, cuando nos parezca, ejerzamos de manera adecuada el derecho a crítica.

– ¿Cuáles son las críticas?

Nosotros hicimos un documento que enviamos cuando fue el famoso cónclave de partidos de gobierno en Cerro Castillo. Planteamos que era preciso convocar a un cónclave de movimientos y organizaciones sociales, no solo de los partidos y eso no se ha hecho todavía. Es algo que hay que tomar muy en serio y que el gobierno debería estrechar cada día más su relación con las organizaciones sociales.

El proceso Constituyente

Jorge Arrate y Plataforma Socialista han comenzado a desplegarse para apoyar a dos candidatas al Consejo Constitucional en el país. Yanina Díaz en Los Lagos y Camila Miranda en la Región Metropolitana son sus cartas. Arrate reconoce que el triunfo del rechazo caló hondo en las pretensiones de tener la mejor Constitución posible.

– ¿Le ha pesado al gobierno la crítica que hubo a los movimientos sociales durante el primer proceso constituyente?

Yo no tengo ninguna duda de que el presidente y todo su gobierno eran partidarios del Apruebo. Si a mi me hubieran preguntado, yo habría dicho que, incluso, se podría haber hecho un apoyo más claro y abierto. La Convención no fue una carga para el gobierno ni el gobierno fue una carga para el Rechazo. Yo creo que esos son cuentos. Se ha escrito mucho sobre las razones del rechazo y tienen que ver con cosas distintas. No se puede culpar al gobierno porque se perdió el plebiscito, y no se puede culpar a la Convención tampoco.

– ¿Y quienes son responsables?

Es todo un contexto y la responsabilidad nuestra es no haber sabido apreciarlo bien, definirlo bien. Yo creo que nos dejamos llevar por los triunfos en el plebiscito de entrada, en la segunda vuelta presidencial y se nos olvidó que perdimos en la primera vuelta. Y, sobretodo, porque no hubo conciencia de lo que significaba el voto obligatorio.

Agréguele a eso temas específicos que, creo, fueron tratados sin la fineza que requerían. La plurinacionalidad y el tema del cambio de nombre al Poder Judicial, por ejemplo. También había un cuadro global que había que considerar; la ultraderecha en todo el mundo está a la ofensiva y está avanzando, la guerra en Ucrania, el endurecimiento de la política norteamericana. Todos esos elementos configuraron un contexto que fue desfavorable.

– ¿Y ahora se está entendiendo el contexto? 

No me atrevo a decirle que estamos entendiendo bien el contexto, porque acabamos de equivocarnos en entenderlo. Suena un poco pretensioso. Mi preocupación es que no se sobreentienda el contexto. Que de tanto darnos cuenta y entender que el país -desde el punto de vista de la hegemonía– está muy tomado por la derecha y por el mercado como institución, cómo eso es lo que enfrentamos hoy día, y creo que nosotros tenemos que ser cautelosos pero no en exceso.

Lo primero es ser realistas. Este no es el proceso democrático ejemplar que nosotros hubiésemos querido para que se respete el poder constituyente. Lo que va a surgir va a ser otra Constitución que va a equivaler más a una importante reforma constitucional. Todo el armado del proceso es desfavorable para nosotros. Sin embargo, la tradición de la izquierda es dar todas las batallas, luchar en todos los espacios. Eso fue lo que hizo grande a la izquierda en el Siglo XX y debemos perseverar en esa línea.

Es errado restarse o permanecer indiferente, porque podemos marcar una diferencia y eso es lo que nos estamos jugando en esta elección. Entiendo que haya una cierta indiferencia, que haya distancia, que haya un cierto desencanto. Eso sí, mi augurio es que esto se va a ir superando en las próximas semanas, a medida que se acerque la elección.

A 50 años del golpe

Jorge Arrate ejerció como ministro interino de Minería entre junio y julio de 1972 bajo el gobierno de Salvador Allende. El golpe lo pilló en el extranjero. Se mantuvo exiliado por 14 años. Para el abogado y economista la dictadura marcó a la sociedad hasta el día de hoy.

– ¿Cree que la izquierda perdió terreno en la batalla cultural?

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Sin ninguna duda, por mucho tiempo. La dictadura dejó una marca muy fuerte en la conciencia de la gente. Cambió la forma de vivir y eso se reafirmó cuando, en el período de la Concertación, no tuvimos la capacidad de orientar las cosas en otra dirección. Si bien se consiguieron éxitos importantes en algunas materias, en otras simplemente se reafirmó la primacía de la ley del mercado. Eso genera una cultura que está marcada por el individualismo, por la lógica del mercado. Es contra lo que tenemos que luchar en el próximo tiempo. Son luchas prolongadas, no son de la noche a la mañana, no se resuelven estos temas así como así. Los temas culturales son los más difíciles y trabajosos. Hemos tenido un retroceso, comparado con las dos décadas gloriosas de la izquierda chilena. Pero así es la historia, y hay que enfrentarla como es.

– A propósito de los 50 años del golpe e inicio de la dictadura ¿cual es el tenor que debe dar el gobierno a la conmemoración?

Hay que tratar de transmitir a la ciudadanía lo que realmente significó y fue el golpe de Estado. Qué fueron esos 17 años que siguieron al golpe, y no tratar de borronear eso o someterlo a un tamiz selectivo. Aquí hay que contar la verdad histórica. Si usted lee el Informe Rettig, ahí hay gente que no era para nada de izquierda, pero que hizo una gran contribución a la verdad. Si lee las sentencias judiciales de condena por violaciones de DD.HH va a encontrar lo mismo. Lo que le va a hacer bien a Chile es recordar las cosas como fueron y no disfrazarlas. Yo no creo que el gobierno vaya a intentar disfrazarlas, porque sería una torpeza muy grande.

Va a ser una oportunidad de reflexión sobre una experiencia que no es repetible hoy día como lo fue la Unidad Popular (UP). El mundo está 50 años más viejo, ha cambiado tremendamente. No existía ni la inteligencia artificial, ni los computadores, ni los celulares. Esos cambios, que han sido revolucionarios, nos presentan un mundo distinto y tenemos que imaginar cómo lo enfrentamos. Yo no tengo la respuesta, pero trato de reflexionar sobre eso y esa es nuestra obligación. Los jóvenes tienen una gran tarea, tienen la posibilidad de pensar un camino hacia una sociedad igualitaria, pero que reconozca las diferencias que son justas.

– ¿El gobierno debe cerrar el Penal Punta Peuco?

Yo soy partidario de que no existan cárceles privilegiadas. Desde ese punto de vista soy partidario de cerrar Punta Peuco. Creo que sí es posible que tome esa opción este gobierno.

Los viejos compañeros

En la trayectoria política de Jorge Arrate destaca una candidatura a la presidencia en 2009. Fue en ese contexto que abandonó las filas del Partido Socialista. Militó brevemente en el Partido Comunista (PC) durante esa campaña, representando al Pacto Juntos Podemos Más. Logró el 6,2% de los votos. El margen histórico del PC en aquellos años.

– Como ex militante del PS y con cargos en gobiernos de la ex Concertación ¿cómo evalúa los 30 años y la actualidad de esos partidos?

Guardo un buen recuerdo de mi larga militancia en el PS. Yo no comparto interpretar los 30 años a través de una consigna como «No son 30 pesos, son 30 años». Es una consigna, es adecuada, tiene que ser pegadora, etc, pero no es un análisis. En un análisis de fondo, el tiempo de la Concertación dejó cosas positivas. Pero también acarreó consigo grandes insuficiencias que se fueron haciendo parte de la propia Concertación. Se transformó en impotente para asumir tareas que eran más complejas. Siempre que estuve en el gobierno estaba Pinochet de Comandante en Jefe del Ejército, salvo los últimos meses.

Yo asumo todas las responsabilidades políticas que me corresponden, porque todo el mundo tiene que hacerlo, me parece que es razonable. Nadie puede aspirar a no cometer errores, no equivocarse nunca, no haber fallado en una perspectiva, en una visión. Yo siempre tuve una visión de izquierda dentro del gabinete y de la Concertación.

Los partidos que fueron de la Concertación han tenido un proceso bien complejo. Uno ve a la Democracia Cristiana, entre la misma DC, los Amarillos, los Demócratas, con cada vez una menor significación. En la convención la DC tuvo un solo convencional. Las noticias que conozco del Partido Radical, últimamente, son sus quejidos, siendo un partido con una historia impresionante.

El PS es un partido donde ha terminado predominando los sectores más moderados, satisfechos con su performance en esos 30 años. La presidenta del partido dispara directa o indirectamente contra el gobierno todos los días. Siempre saliendo con la presidenta del del PPD en las páginas de «El Mercurio» criticando al Frente Amplio, al PC, a Apruebo dignidad. Han seguido un curso, desde ese punto de vista, que yo lamento. El PS no es mi adversario, mi adversario es la derecha. Espero que los sectores de izquierda que permanecen en el PS puedan hacer algo para recuperar esa situación.

– Desde algunos sectores más a la izquierda se ha criticado la política económica del gobierno, tildándola de neoliberal ¿cómo la evalúa usted?

Yo tengo una buena opinión personal de Mario Marcel. Es un economista muy serio, de alto nivel de preparación y que ha estado siempre es posiciones de izquierda dentro de la Concertación y de su periplo político. Cuando lo conocí era militante socialista, y creo que es un hombre que ha actuado con buena fe y decisión. No creo que fuera posible después de nuestra derrota en la primera vuelta hacer una política económica demasiado distinta a la que había. Nosotros perdimos el Congreso, no tenemos primera mayoría. Yo sé lo que es eso, porque cuando estuve en los gobiernos de la Concertación nunca tuvimos mayoría en el Congreso.

La incorporación del PS, PPD, Radicales y Liberales al gobierno me parece lógica y la atenuación de las perspectivas políticas también me parece natural. Seamos realistas; cómo podemos aplicar otra política si no hemos podido aprobar la idea de legislar una reforma tributaria que es elemental. Yo diría que, salvo el gobierno de la UP, en que el presidente Allende trató de llevar adelante una revolución por la vía democrática, yo no he conocido una situación política más compleja que la que enfrenta este gobierno. Heredó una situación económica muy compleja nacional e internacionalmente.

Ese es el país que se recibió. Con una desigualdad que, por más allá que haya disminuido uno de los índices en los últimos años, ha aumentado. Porque la distancia entre los más ricos y los más pobres ha aumentado. Es cierto, los más pobres han alcanzado un nivel de vida un poco más alto, y qué bueno, pero los ricos se han disparado. Los seres humanos se comparan unos con otros, y eso es lo que produce la rabia social. Se comparan con gente que vive en los contrafuertes cordilleranos, con barrios exclusivos, con universidades, hospitales e iglesias propias. Todo ocurre ahí en el barrio. Eso es una receta para producir desazón, molestia, ira social. Eso también ha recibido este gobierno.

Además, recibió un país con una migración que ya representa un millón y medio de personas. Eso es muy alto para la población chilena y el nivel que acostumbraba. Esto trae problemas adicionales. En general mi sensibilidad está con los migrantes, porque yo viví como un refugiado durante 14 años. No me importa que sea de izquierda o de derecha, quiero que se alimente y que sus hijos estén bien.

Pero también, digámoslo como es, han entrado por la vía ilegal, sobretodo después de la invitación de Cúcuta que hizo el presidente Piñera, un montón de delincuentes. El narcotráfico está hasta el punto de que se suspenden clases por un narco funeral. Sume usted todos esos problemas al mismo tiempo, es una situación muy compleja. Yo creo que el gobierno se ha mantenido en una postura de defender sus principios básicos, tratando de no renunciar. Pero ha tenido que moderar sus propuestas, eso es evidente.