Conciencia y acción ambiental

Por Rabindranath Quinteros Lara

Autor: Diego Delso Derechos de autor: CC BY-SA 4.0

La zona sur austral del país es reconocida no sólo por la belleza de sus paisajes sino también por sus variados ecosistemas, sus ricos mares interiores, sus bosques milenarios y sus grandes reservas de agua dulce.

Sin embargo, estos atributos están en riesgo.  La falta de políticas claras en materia de preservación medioambiental, la precariedad de los sistemas de tratamiento y recolección de residuos, la expansión arrolladora de actividades productivas e inmobiliarias, la contaminación del aire, del mar y de ríos y lagos, son algunos de los hechos que están deteriorando, día a día, la riqueza y la calidad ambiental de la región de Los Lagos.

Y si bien como sociedad hemos ido tomando conciencia de esta realidad, ello no puede limitarse solo a una cuestión testimonial.

El desafío es cómo conciliamos el crecimiento de nuestras ciudades con el necesario cuidado por el medio ambiente. No se trata solo de procurar la existencia de paisajes prístinos sino de asegurar que, en lo cotidiano, la sustentabilidad ambiental sea la norma que defina el comportamiento de privados y públicos, del Estado y del Mercado, de lo colectivo y de lo particular.

Uno de los problemas más graves que enfrentan nuestras comunas es la gestión de la basura. Urge fomentar la separación en origen de residuos domiciliarios, la conversión de los desechos orgánicos a través del compostaje, la creación de puntos de reciclaje accesibles para la comunidad y la implantación de un modelo de educación ambiental que aliente buenas prácticas en esta materia. En definitiva,  es imperativo diseñar y poner en práctica un nuevo modelo de gestión que resuelva el problema de la disposición de los residuos.

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Cuesta respirar aire puro en las ciudades del sur durante el invierno. Los planes de descontaminación en ciudades como Osorno y Puerto Montt no han funcionado ni cumplido sus objetivos a pesar de que, en el papel, llevan ya varios años de ejecución.  Poco sacamos con implantar medidas ajenas a la realidad prohibiendo el uso de la leña como sistema de calefacción, si a la par no ofrecemos alternativas energéticamente eficientes y al alcance de los bolsillos de las personas.

A ello deberíamos sumar, con igual grado de urgencia, un sistema de transporte público de calidad y no contaminante que contribuya a reducir la congestión vehicular y las emisiones de CO2 y de gases de efecto invernadero, y fomentar el uso de fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica, para reducir la dependencia de combustibles fósiles.

Simultáneamente, es necesario preservar y aumentar las áreas verdes, promoviendo la reforestación y la creación de parques urbanos para mejorar la calidad del aire y las condiciones de vida de los habitantes; proteger ríos, lagos y el extenso borde costero marítimo de la contaminación industrial y doméstica y, al mismo tiempo, promover el uso responsable de los recursos hídricos.

Estas medidas, si bien no son las únicas, resultan esenciales para mejorar la realidad ambiental de nuestro territorio y contribuir al bienestar de sus habitantes a largo plazo.

Rabindranath Quinteros Lara Presidente Fundación Región y Futuro

Rabindranath Quinteros Lara
Presidente Fundación Región y Futuro

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