El lente fugaz de Cristián Aguirre
En julio pasado, Cristián Aguirre Duffourc(38), fotógrafo de naturaleza y cinematógrafo timelapse, publicó en su cuenta de Instagram (@cristianaguirrephoto) una particular imagen. Se trataba de un bólido, especie de estrella fugaz más potente que una normal, que desprendía un destello verde. Todo esto en medio de los cielos patagónicos de las Torres del Paine.
Aguirre llevaba 45 días acampando en el sector fotografiando a las tres famosas torres que componen el macizo. Su idea era hacer timelapses desde distintos ángulos y posiciones. El timelapse es una técnica de fotografía en serie que luego se unen y aparentan ser un video de alta velocidad. Aquella noche, pasadas las 22 horas, vio en el cielo una luz que le llamó la atención. Era el bólido que fue captado en su cámara, a pesar de que no pudo comprobarlo sino hasta el día siguiente.
Luego vino la vorágine de su fotografía. La publicó dos meses después de tomarla e hizo eco en varios medios del mundo. Cristián Aguirre colabora con Nat Geo, WWF y otras organizaciones compartiendo su material. La fotografía fue compartida millones de veces y fue noticia en Chile y el mundo.
La naturaleza no espera
Cristián Aguirre se autodefine como soñador, sensible, artista visual y músico de corazón. Pero también es paciente. Cada uno de sus trabajos es precedido por largas horas en que su cámara fotografía instantes, inmortalizando los paisajes que tanto lo cautivan. Respecto de la foto del bólido en las Torres del Paine, dice sentir «que fue un regalo de la naturaleza, del cosmos para mí como fotógrafo. Porque si bien es cierto, hay que estar ahí y las fotos hay que irlas a buscar, hay que salir. Creo que la paciencia es un rol fundamental».
Dicha virtud «es clave para estar una y otra vez capturando las luces, los atardeceres, las noches, independiente de que tengas buenas luces o no. A veces tienes la suerte de que vas una vez, tienes una buena luz y sale una linda foto. Pero otras veces, vas veinte veces y no sales con ni una foto buena. La perseverancia, la determinación, la entrega incondicional desde mí hacia el paisaje, hacia la naturaleza, creo que es un rol fundamental para lograr esa foto en particular», señala Cristián Aguirre a El Sureño.
El especialista en timelapse agrega que la fotografía «es una entrega súper incondicional hacia el paisaje, muy pasional, de mucho desgaste. Y claro, me ha costado todo; la relación con la familia un poco, porque tengo que estar dedicado a las luces y a otras cosas. Cuando hay fechas familiares importantes, generalmente hay luces que yo tengo que ir a capturar, que son una vez al año. Una luna llena que quiero poner arriba del volcán o la Vía Láctea atrás de tal cosa. La naturaleza no espera. Hay que estar en devoción generalmente con ella para lograr cosas buenas».
Los inicios
Cristián Aguirre cuenta que su gusto por la fotografía comenzó de la mano con su amor por la naturaleza y las montañas. «Fui poco a poco agarrando la cámara desde chico, desde como los 15 años. Un viaje que me marcó fue cuando fui a Torres del Paine solo, a Tierra del Fuego. Allí vi una luna roja salir por Tierra del Fuego al atardecer, el 28 de febrero de 2005. Un atardecer increíble que me marcó muchísimo y desde ahí que sigo adelante con esto, poco a poco enamorándome de la fotografía. Simplemente viendo y sintiendo desde las entrañas, con poca influencia, un arte muy puro», explica.
Asegura sentirse como una especie de «emisario de la voz de la Tierra y de esta naturaleza impermanente máxima que nos deleita con sus luces, con su palpitar, con su fluir». Aguirre especifica que se dedica «a capturar el tiempo que el ojo humano no puede ser capaz de ver. También a capturar la esencia de la belleza natural, de las luces y los paisajes que nos da la naturaleza».
Para ello utiliza la técnica timelapse, a la que llegó, primero, por medio de referencias en internet. Los videos de naturaleza, de la noche pasar lo maravillaron. «Estudiando en Barcelona, en España, haciendo cursos de fotografía, salió la oportunidad de estudiar timelapse allá. Estuve con un profesor muy bueno, Enrique Pacheco. Y desde ahí en adelante que lo que más me llamó la atención de esa técnica es que une perfectamente la fotografía con el video. Encima de todo esto capturas y reproduces el tiempo. Me llamó la atención descubrir ese misterio que hay en el movimiento de las aguas, de las nubes, de la Vía Láctea, de los astros», narra.
Proyectos
La vida laboral de Cristián Aguirre se podría definir como intensa. Actualmente tiene diversos proyectos que está concretando. «Estoy con uno que se llama Las venas de la tierra, que son todos los cursos de agua. Tengo un proyecto que se llama Cazador de lunas. Mi proyecto de libros de las diferentes estaciones de los diferentes parques de Chile. De fotografía de paisaje a todo esto», revela.
Además, comenta que en timelapse está trabajando capturando los Andes en Chile. «Todo el movimiento tectónico, telúrico, eructivo, tefra, lava, todo lo que tenga que ver con los volcanes. Estoy súper pendiente de eso por un trabajo para la BBC de Londres que estoy contratado como Volcano Squad. Soy como parte del equipo corresponsal de todo lo que es los Andes en Chile», cuenta. Su trabajo está enfocado en el país. «Mi cámara apunta a Chile y generalmente en el sur», expresa.
Y para cerrar, aconseja a quienes están iniciándose en la fotografía y el timelapse. «La magia está acá adentro y hay que capturarla bien. Así generamos conciencia en los propios chilenos de lo que tenemos y lo que hay que cuidar, hay que conservar, hay que educar. Recomiendo a los que se están iniciando que las fotos hay que salir a buscarlas. Que más que el equipo que tengas es el lugar y el momento y la luz que estás capturando. Así que jugárselas por ir, sin fronteras, a buenes amaneceres, a lugares bonitos, ver atardeceres, quedarse a dormir en los lugares», menciona.
Cristián Aguirre también toca un punto importante desde su experiencia. «Hay que sentir el lugar en diferentes días. Les recomiendo conectarse con las raíces de la tierra, que caminen descalzos, que sientan los paisajes, que aprendan a contemplar más que llegar y apretar el botón», concluye.