¿Dónde está Julia Chuñil?: La deuda de Chile con la defensa del territorio. 

Salió, como era parte de su rutina, a buscar el ganado. Entró al bosque, tal como acostumbraba, acompañada solo de su perro. Posteriormente solo se encontraron sus huellas y las marcas de una camioneta. Desde ese día, el 8 de noviembre de este mes, Julia Chuñil se encuentra desaparecida. Sus familiares acusan que días antes recibió amenazas. 

Una vez más en Chile, una defensora medioambiental desaparece entre medio de un manto de dudosas situaciones que apuntan a la intervención de terceros. El territorio y el medio ambiente, sin voz pero lleno de vida, está constantemente amenazado por el avance del capital y, especialmente, de las forestales que depredan sin consideraciones el bosque y las tierras nacionales. Julia, según cuentan, fue una de esas mujeres que se puso al frente en defensa del territorio y la naturaleza, enfrentándose armada solo de su voz, del kimun y manos limpias. Como David versus Goliat. Pero en Chile, Goliat siempre gana. De una u otra forma, los gigantes de la economía protegidos por la impunidad del dinero logran silenciar a quien sea. No les importa, si es necesario para enfrentar al indefenso David, caer en los juegos más sucios. 

Hace más de un mes que la pregunta ¿Dónde está Julia? Avergüenzan una vez más a nuestro país. Una vez más, una defensora medioambiental desaparece. 

¿Quién es Julia Chuñil?

Mujer, madre, abuela y sobre todo, una de las principales dirigentes de la zona de Máfil, localidad al noreste de Valdivia, en la región de Los Ríos. Tenía setenta años en el momento de su desaparición.  Julia, presidenta de la comunidad Putraguel, en el 2015, la comunidad ocupó los terrenos que demandan como ancestrales. Sus familiares relatan que desde ese año “asumió el cuidado y mantención del territorio, dedicándose por completo a su conservación y a la preservación de la biodiversidad local propia de sus tierras junto a la cría de ganado a pequeña escala”. 

Durante 2018 lideró la defensa de más de novecientas hectáreas de bosque nativo. Lo que desató, según cuentan sus cercanos, el amedrentamiento y la persecución por parte de los empresarios forestales de la zona de Máfil. Especialmente de uno, Juan Carlos Morstadt Anwandter. Descendiente de uno de los colonos más importantes del siglo XIX, Carlos Adwandter. 

Conflicto con las forestales

Durante el primer gobierno del presidente Piñera, en el año 2011, en una de las primeras negociaciones de Conadi con Scotiabank (dueños de predio durante esa fecha), los terrenos fueron traspasados al empresario Morstadt Anwandter. Sin embargo, Conadi realizó un pago de un millón doscientos cincuenta mil pesos por hectárea.  

Durante 2017, la Corte Suprema obligó al empresario a devolver el dinero pagado por la institución pública. Hecho que nunca ocurrió. A pesar de ello, el empresario forestal logró inscribir los terrenos en el Conservador de Bienes Raíces. Desde la comunidad señalan que Juan Carlos Morstadt depreda el bosque nativo explotando y convirtiéndolo en Leña. 

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Desde ese año, como relatan sus familiares, y la misma Julia en el documental Máfil ñi pu tukulpazugun, realizado por Víctor Guitiérrez, han vivido bajo constante amenaza por parte de los Goliat de las forestales.

“Ya poh, Julia, ya los tengo a todos comprados. Faltai’ tú no más”, fue uno de los mensajes que presentaron sus familiares en la querella por presunta desgracia. El mensaje fue enviado por el empresario Juan Carlos Morstadt, quien adulaba la influencia que este tenía, sobre todo, en CONADI. 

La deuda de Chile con los defensores mediaombientales

El 10 de diciembre, en el Día Internacional de los Derechos Humanos, el presidente Gabriel Boric manifestó en su intervención su “preocupación y la del Estado por la desaparición de Julia Chuñil Catricura, defensora ambiental de su comunidad. Hay diferentes acciones de búsqueda que se han realizado, y vamos a continuar. No vamos a cesar hasta encontrarla“. 

Si bien las acciones de búsqueda se han intensificado, al día de hoy aún no hay respuestas sobre su paradero.  

Tristemente, una vez más, la defensa del territorio nacional ante la depredación y explotación de sus recursos, todo apunta que tendría una nueva víctima. Sumándose al listado nacional y latinoamericano de medioambientalistas que caen en manos de los empresarios.