[Reseña literaria] La Vegetariana, o cómo ser otro ser. Por Pepa Durán
«Creo que las personas han de ser plantas» dice el verso de Yi Sang, el más famoso escritor surcoreano de vanguardia del periodo colonial japonés. Cuentan que Han Kang se inspiró en este verso para escribir La vegetariana y que lo interpretó como una posición contra la violencia del colonialismo y probablemente de las organizaciones sociales primitivas que gobiernan Corea del Sur. La autora se pregunta qué es el ser humano y por qué anida violencia en él, y en su escritura es capaz de buscar esa respuesta en los más retorcidos rincones del alma, tal cual lo entendió la academia sueca, “una conciencia única de las conexiones entre el cuerpo y el alma, los vivos y los muertos”.
Han Kang es la primera mujer asiática en recibir el Premio Nobel de Literatura porque ha sido capaz de confrontar los “traumas históricos”. Su obra es increíblemente poética, de narrativa lenta, detallada, equilibrada, tiene una cadencia nostálgica y en sus textos los fenómenos ocurren y se suceden con un romanticismo material y místico. En general sus novelas son cortas, aunque intensas y muy, pero muy profundas y arcanas.
LA SUBVERSIÓN
En La vegetariana Han Kang juega con ese conjunto de voces simultáneas que comparten su visión de sucesos claves para que el relato acontezca, formando una especie de todo armónico. Su protagonista, Yeonghye, es una mujer común en un mundo en que las mujeres parecen vivir en una especie de silencio solícito, en un país aplazado, cargado del peso del patriarcado, a veces con fuerza, otras veces a través de las sutilezas. En efecto, su marido –el primer narrador de la trifonía–, se refiere a ella como una persona nada especial, una mujer sobria, simple, sin frescura, ingenio o elegancia, que cumple a la perfección el arquetipo de esposa: “Para ser franco, ni siquiera me atrajo cuando la vi por primera vez”.
Pero de pronto, esa mujer silenciosa y complaciente se subvierte, despierta de una pesadilla sangrienta que le provoca un nivel de impacto tal que decide dejar la carne y absolutamente todos sus derivados. Nunca sabes con exactitud qué es lo que sueña, pero de ahí en adelante una serie de eventos afectan profundamente su entorno, desestabilizan las dinámicas familiares y ponen de manifiesto las tensiones que oculta este proceso de búsqueda de una identidad que, sin embargo, no está completamente determinada.
Silencio
La vegetariana es un texto que rebusca en cómo puede ser contenida la vida y qué ruedo cierra el abismo que la preserva. Es un relato que registra las diversas formas del silencio, un tópico en Han Kang; La clase griego también habla sobre encontrar maneras de romper el mutismo. Aquí el silencio constituye una línea defensiva contra la asolación, descubre cómo se configura la existencia, cómo inmunizar la vida en el cuerpo y su representación.
La vegetariana tiene que ver con las formas de resistencia frente a las imposiciones de género, con la autonomía de la materia, con existir en silencio, con ser violada en el silencio, con morir en silencio, con la imposibilidad física de hablar. Esta novela trata sobre una voz femenina que musita a través de la transformación física y el deterioro mental, y que calla deliberada y persistentemente; metáforas de la represión y el rechazo a la conformidad y a las disyunciones contemporáneas.
AL MODO KAFKIANO
Simbolismo y surrealismo es lo que Han Kang elige para relatar la explosión que se produce cuando Yeonghye decide, al más puro modo kafkiano, mutar hacia un algo más impenetrable, más vegetal. Esa conversión es figurativa, ideográfica, fabulativa y envuelve todos esos dispositivos de rebelión posibles. La vegetariana es una mujer que carece de presencia, pero su aparición promete la del deseo, la devastación. La vegetariana no es sólo una cuestión de ingestión, sino de transformación, de pervivencia, y para ello ya no se puede ser humano, y si para ser otro ser hay que no ser, sólo queda enmudecer o morir.
Harold Bloom dice que Kafka nos advirtió con su obra que no debemos esperar que el mapa freudiano de nuestra mente nos salve, incluso de nosotros mismos. Han Kang lleva esa advertencia a su grado cero: “De rodillas, arrastrándome otras veces, espero llegar hasta el centro (aunque sea imposible)”. Si bien este libro está lleno de locura y dificultad, es una increíble forma de hurgar en esta literatura; esta que Hang Kang pone tan magnificente a nuestra disposición.
La vegetariana, absolutamente recomendado.
Por Pepa Durán, de @aqui.se.lee.
Magister en Lengua y Literatura Hispánica, Universidad de Valencia.
Magister en Educación, Universidad Católica de Chile.