[Reseña literaria] Estado de Malestar: el estado, ese estado ¿o ese estar? Por Pepa Durán
Estado de Malestar de Nina Lykke.
“Tras la ordenada vida cotidiana se esconde un pequeño espíritu maleducado que fingimos no ver, una fuerza que despierta la carne y que a intervalos regulares aplasta toda decencia incluso en las personas más decentes”. Con esta increíble cita del escritor y guionista italiano Domenico Startone comienza Estado de malestar. Y digo increíble porque le da absoluto sentido a la historia que subsigue, una narración donde laten hilarante y obstinadamente las formas de resistencia que emergen en lo subterráneo de las sociedades contemporáneas.
El hilo de esta historia es un clásico: una mujer casada tiene un amante que también es casado, su marido la descubre por culpa de un lujurioso mensaje mal enviado, deja su casa y su vida se convierte en un desorden. Entre medio, el devenir de una realidad que se complejiza, de recuerdos que golpean, de inseguridades y rutina, de la fisura materna y de procesos desmitificadores: la profesión, el progreso social, los estándares de vida, la vida misma. Todo en el contexto de un país donde la premisa es el “Estado de bienestar”: Noruega. Todo contado por una de las escritoras noruegas más interesantes de la actualidad: Nina Lykke.
EL MAL-ESTAR
Y la protagonista de esta novela es una médica familiar de mediana edad que vive atrapada en un devaneo incesante, tocada a veces por uno de estos “espíritus maleducados». De vida privilegiada en una realidad aventajada, ha ido poco a poco entendiendo la existencia desde los opuestos: lo simple y lo inquietante, lo apacible y el sinsabor, la crítica versus la razón. Se ha vuelto una especie de paria social y conversa a diario con un esqueleto de plástico ubicado en una esquina de su oficina, al cual se dirige con el nombre de Tore, una voz interna punzante y astuta, un espejo de sí misma entretenido y curioso. Está siempre en la saliente de la disconformidad, el desajuste y la zozobra del mundo actual, aburrida de cargar con la búsqueda de una maternidad impecable y de su vida en pareja tibia y plana. Ve series recostada en su sofá mientras bebe una botella del mejor vino diariamente; en tanto su marido ocupa el tiempo en su afición al esquí. Sus pacientes tienen dolencias imaginarias y solicitudes innegables en las que retumban incesantemente las banderas de la modernidad.
EL ESTADO, ESE ESTADO, ESE ESTAR
Estado de malestar es una especie de cosmogonía entretenida, chistosa, insondable y penetrantemente liviana. Se ganó el premio más importante de Noruega, el Brage, probablemente porque es un relato simbólico, porque detrás de este argumento simple subyace una reflexión más general e indudablemente necesaria sobre el Estado, sobre el polvo que levantan tras de sí las políticas de desarrollo y los eslogan, las consignas y los emblemas que ponen en movimiento. Una reflexión sobre cómo los enunciados que estas políticas contienen gobiernan a las personas y cómo, dado que lo público ya no existe en tanto sólido –como dice Bauman–, el peso de la construcción de modelos y la responsabilidad del fracaso caen total y fatídicamente sobre los “hombros del individuo”.
Y es que por una parte está el Estado y, por otra, ese estado, ese estar, esa tesitura. Y el sarcasmo y la mordacidad con que la autora le quita hierro al asunto del bienestar es genial; ni tanto bien-estar, ni tanto Estado, más bien un estado de habitualidad implacable, absorbente, un apremio por encontrar una condición oculta que parece nunca configurarse, una forma de monotonía que no puede nombrarse, una indolencia, sin embargo, vigilante. Porque las necesidades humanas se regeneran como un órgano del cuerpo en crecimiento compensatorio y esa cotidianidad termina anidando esos invisibles “espíritus maleducados“.
De un humor épico, seco, lapidario, Lykke es aguda cuando se trata de las dinámicas interpersonales, la insatisfacción de la vida moderna o el “paraíso” del mundo nórdico. Esta es una fantástica sátira a la irritante futilidad de la clase media que nace al alero de este “Estado de bienestar”.
Hay quienes cuentan calamidades que te hacen llorar y otros, como Lykke, que te hacen reír y reflexionar. ¡Absolutamente recomendado!
Estado de Malestar de Nina Lykke.
Por Pepa Durán, de @aqui.se.lee
Magister en Lengua y Literatura Hispánica, Universidad de Valencia.
Magister en Educación, Universidad Católica de Chile.