[Reseña literaria] Blancura. Lo blancamente oscuro. Por Pepa Durán
Blancura, Jon Fosse.
Jon Fosse es el cuarto noruego en ganar el Premio Nobel de Literatura. Según Anders Olsson –presidente del Comité del Nobel– esto es porque su obra es una mezcla del arraigo en la naturaleza y su lengua de origen, con las técnicas artísticas del modernismo. Considerado uno de los veteranos estadistas de las letras noruegas, Fosse escribe en nynorsk, o “nuevo noruego”, una de las dos principales formas escritas actuales del noruego, un dialecto que ha generado una histórica resistencia y que, al parecer, es utilizada más o menos por el diez por ciento de la población del país. Aunque él mismo no considera que este gesto sea político, así ha sido interpretado y es interesante en tanto su figura es destacadamente influyente en los círculos literarios y culturales noruegos.
Fosse tiene una obra inmensamente grande y categórica. Ha escrito novelas, cuentos, poesía, libros infantiles, ensayos y obras literarias que han sido traducidas a más de cuarenta idiomas. Ha sido clasificado por The Daily Telegraph como el número ochenta y tres en la lista de los cien genios vivos y es considerado uno de los más grandes dramaturgos contemporáneos.
En algún momento el Nobel tenía que ser para Fosse.
BLANCURA
Pero leer a Fosse no es fácil, hay que prepararse y estar de ánimo para ese escribir cansino, extraño, medio sombrío y misterioso que tiene, aunque evidentemente magistral. Sus escenarios son muy vernáculos: los fríos noruegos extremos, boreales, los vientos gélidos, los bosques etéreos, la nieve, las brumas, la falta de luz, la oscuridad de los cielos. Sus personajes caminan en la búsqueda de algo que les cuesta conseguir, o bien no saben dónde están o no comprenden adónde van o tampoco encuentran dónde llegar; por supuesto que una metáfora de la vida contemporánea, de la pérdida, del sinsentido. Utiliza una serie de figuras retóricas que lo hacen muy particular y reconocible, tanto que, aunque no conozcas siquiera la existencia del nynorsk, captarás que eso está escrito en algún tipo de dialecto o mezcla de dialectos antiguos, o algo así.
Blancura es una narración enigmática y lóbrega, diría que blancamente oscura, como para jugar un poco también con la retórica. Es un juego del lenguaje, del ritmo de la narración, de lo que las palabras son capaces de significar en todas sus inacabables posiciones. En El grado cero de la escritura Barthes se refiere a esta cualidad de la palabra, a los múltiples significados que tiene en solitario, a sus tantas y variadas posibilidades y cómo esa potencia se va acortando en la medida que ingresa en el texto; cuando es colocada en el tejido textual adquiere un sentido. Así Fosse las repite y las vuelve a repetir, redunda en ellas y también en las frases, las preguntas, las ideas, los sentidos.
Es un juego narrativo que te provoca, te altera, te impacienta, en ocasiones hasta te puede llegar a irritar. Y ahí estás; o cierras o retornas, o quizás ambos.
MAESTRÍAS DE LA LITERATURA
Aunque Fosse ha escrito novelazas de más de ochocientas páginas como Septología, esta es una narración breve, lacónica, pero muy evocadora. En ella habita el silencio, la oscuridad, la muerte, el miedo, la trascendencia y también la capacidad de sujetar la silueta de los individuos, sus sombras, sus bordes. Así, en Blancura capturas los contornos que la realidad contrasta ante la ensoñación, qué y quién nos conecta a la vida, a la resistencia, a perecer. En Blancura un hombre decide escapar sin saber por qué, avanzar sin sentido, perderse y buscar, encontrar y perderlo todo al mismo tiempo, imaginar, alucinar, encandilarse de una blancura extrema. Nada más, la simplicidad del argumento y lo primo de la composición, todo en ese juego incomparable que nos puede llegar a obsequiar el lenguaje.
Maestrías de la literatura.
Para no perdérsela.
Por Pepa Durán, de @aqui.se.lee.
Magister en Lengua y Literatura Hispánica, Universitat de València.
Magister en Educación, Universidad Católica de Chile.