Ciudad de bordes infinitos – Manuel Marchant
No era posible amar
En aquella ciudad de infinitas barandas
De centros vivientes en los cuales
Pedíamos comida
Y algo para beber
Siendo aun invierno
Con frío en las manos
Los ojos y los pies
Y sin embargo esa canción
Nos envolvía
Como una llama que iluminaba nuestro interior
Deshecho y casi inexistente
Nos rodeaban siempre
Nos rodeaban
Y robaban
Nuestra alegre miseria
Nuestros pasos intactos
Que dejaban huellas invisibles en la escarcha
Entonces era cuando sabía que no podría olvidar
Que aquella jornada aquel tiempo
Quedaría escrito
Como una esquirla candente en mi memoria
Las vitrinas exhiben impúdicas
Los imposibles deseos
Sin embargo, en el reflejo del cristal
Veo tu imagen tu lejana imagen
Como un ave obscura
Dispuesta a volar y apartarse para siempre
De esta ciudad de infinitos bordes y barandas.
Manuel Marchant R
17 febrero 2023