[OPINIÓN] ¿Cómo llegamos al cartel del gol? Por Francisco Herrera

Televisión Nacional de Chile (TVN) emitió un reportaje en el espacio «Informe Especial», denominado «El cartel del gol». En este, se daba cuenta de una serie de irregularidades que están vivenciando los clubes del fútbol chileno, principalmente en sus ramas masculinas, sumado a diversas prácticas al margen de la ley por parte de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP).

Dado lo profundo que parecen estar enquistadas estas irregulares prácticas en la orgánica del fútbol profesional chileno, bien cabe preguntarse, ¿cómo llegamos a esto? 

Las responsabilidades son varias, pero pareciese ser que nadie tiene «culpas», o en la lógica explicativa de muchas problemáticas presentes en la sociedad chilena; «no se vio venir». 

Lo cierto, es que no es de extrañarse que la estructura organizativa del fútbol en Chile haya permitido la presencia de irregularidades, vínculos mafiosos, provecho privado y vacíos legales varios, pues la historia moderna del desarrollo deportivo nos entrega luces bastante claras.

En primer término, la configuración histórica del fútbol chileno en torno al profesionalismo, siempre ha sido a medias. Pareciese no existir una identidad clara, una forma de ser y hacer el deporte, lo que está muy marcado por un patrón de intervencionismo político profundizado desde la dictadura cívico militar y perpetuado en los años posteriores en la transición democrática, hasta la actualidad. Las deudas y constantes falencias monetarias para sostener la actividad han sido la tónica.

Consecuentemente, emergen como posibilidad de estabilidad las Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales, amparadas en la Ley 21.015, que entrega el desarrollo de la disciplina a los entes privados. Este protagonismo por parte de quienes tienen el dinero, conlleva a que los proyectos deportivos sean invisibilizados, en pos de demostrar solvencia para mantener los clubes, importando más el capital existente que la necesaria configuración de proyectos que puedan propiciar un ambiente justo, proyectable y consecuente a lineamientos deportivos.

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De la mano de este último punto, irremediablemente los clubes de fútbol, aparecen como productos de consumo, fuertemente arraigados a conceptos identitarios débiles, configurados desde la «cultura del aguante», pero sin la posibilidad de tener injerencia real en las formas en que los clubes vivencian y configuran su orgánica.

Con la evidencia sobre la mesa, surgen las voces que solicitan intervenir el fútbol para corregir lo que está ocurriendo, pero bien vale hacerse una última pregunta. ¿Qué sentido tendrá esta intervención? Si solamente se enfocará en limitar la participación de privados en cuanto a las facultades que estos tengan, probablemente mucho no cambien las cosas. Pero si pensamos en un cambio profundo, que pueda privilegiar la vida de los clubes deportivos en su escenario lógico, podremos augurar un mejor futuro.

(Imagen IA @elprofepansho) Francisco Herrera. Sociólogo y Entrenador de Fútbol.

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