Taberna Pirata cumple quince años: «sin música en vivo ya no sería la Taberna»

Historias hay muchas. Del público, de las bandas, de quienes han pasado por alguna de las funciones que diariamente la mantiene en pie. Y también de Sergio Godoy, o Sergio Pirata como es ultraconocido en Osorno y también en el circuito musical del sur del país. Hace quince años, junto a Hardy Nempo, su compañero en la universidad y también colega cuando ejercieron como acuicultores en Chiloé, abrieron las puertas de la Taberna Pirata.

Al comienzo se iba a llamar Bar Banegra, pero la afición por los piratas de Sergio, y por el ron de los mortales, lo hizo cambiar de opinión. La casa de avenida Mackenna iba a convertirse en un lugar que marcaría profundamente el destino de la música en vivo de Osorno. Tres años mantuvieron la sociedad y luego siguió Sergio solo. Hace diez años lo acompaña la chef Carolina Ruiz, otro de los sellos del bar.

Hoy viernes 7 de marzo, tal como cada viernes y sábado de la última década y media, habrá show en vivo en el local (Juan Mackenna #1873). No será un show más, sino que una celebración por esos quince años de existencia bien vivida. Y con las marcas que deja un golpe tan duro como una pandemia de dos años entremedio. ‘LaMano Fayuka’, esa banda que sorprendió a todos aquel año de movimiento estudiantil desde las calles de Entre Lagos, será la encargada de hacer bailar a quienes lleguen a la terraza del bar. Las entradas tienen un valor de $4.000 y se pueden adquirir por PortalTickets.

Un sueño

Nunca es fácil materializar anhelos tan grandes como vivir de lo que realmente nos gusta. Desde que estaba en cuarto medio, a mitad de la década de los noventa, Godoy soñó con albergar en su propio bar la música que le encantaba escuchar directamente ejecutada en el mismo espacio. Comenzó a trabajar como ayudante en una empresa que hacía sonido. «Lo que más me gusta es hacer música en vivo.Si el bar no tuviera música en vivo, ya no sería la Taberna Pirata», es su declaración de principios. El local se inauguró con la presentación de un acordeonista.

Durante la pandemia buscó la fórmula, hizo tocatas sin público y las transmitieron por streaming. Luego adecuó el balcón del segundo piso como escenario cuando había aforos por superficie. «Podemos decir que llevamos quince años haciendo ruido, viernes y sábado», remarca. «Yo creo que lo más valorable de todo es llevar un sueño a la realidad, hay muy poca gente que lo logra. Para mí siempre fue un sueño tener un bar. Yo soy salmonero de profesión, trabajé en eso, junté lucas e hice mi bar», confiesa Sergio a El Sureño. Fue en el caos pandémico que también se hizo la terraza, sumando un escenario con mayor capacidad de audiencias.

Actualmente, Taberna Pirata es una de las paradas casi obligadas de varios artistas que giran por el sur durante el verano. También en el año, con la lluvia casi permanente, el escenario original del segundo piso se vuelve protagonista. Las y los músicos locales y de las cercanías también copan el calendario de presentaciones. En tanto, en agosto se realiza (ya van cuatro versiones), el Día del Rock, que en su última edición tuvo a veinte bandas, diez por escenario, tocando para el público. Sin dudas, historia pura. «Lo que alberga la cultura son los bares de Osorno, como el Antro’s, Maluza, La Vitrola o la Taberna Pirata. Yo fui cliente de todos y nos llevamos muy bien», destaca.

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Los sellos

Una de las características principales que ha logrado legar Godoy a la Taberna es la calidad del sonido. Reconocido por las y los artistas que han tocado en sus escenarios, es uno de los elementos más importantes para el capitán del barco. No por nada él se encarga de ese ítem. Así partió, aprendió y se perfeccionó en el camino, logrando consolidar el lugar por tener buenos equipos y alguien a la altura en su manejo. «Aprendí moviendo cables, mientras estudiaba en la universidad ayudé en el sonido de todos los shows que había. La Javiera Parra, los Chancho en Piedra, todos los que venía a las semanas mechonas», explica.

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Pero también hay un punto alto en Taberna Pirata que tiene que ver con lo que consumen las y los tripulantes. Coctelería, cerveza artesanal y comida para todos los gustos se puede encontrar en el bar. Carolina Ruiz es la chef a cargo de lo que es la cocina. Ya ha ganado concursos a nombre del local com el del mejor plato típico chileno (caldillo de congrio) y el mejor sandwich (De la feria) en Osorno. «Así empezamos con los domingos de almuerzo, que son importantes. Vuelven en abril yo creo», adelanta. Durante pandemia vendieron incluso sushi, con muy buena recepción de los comensales.

«El reconocimiento logrado por la Caroo nos ayudó harto. Mucha gente vino por el sándwich, vinieron a conocer la taberna algunos, pese a estar hace quince años aquí. Algunos no se imaginan que ahí adentro puede pasar algo entretenido, con ese nombre ‘Taberna Pirata’. Fue un mal nombre en el comienzo», recuerda entre risas. La música en vivo fue lo que terminó haciendo conocido al bar. «La música con guitarra con Rodrigo Rivera, uno de los grandes exponentes de Osorno. Nos ha acompañado durante todos los años. Después fuimos creciendo al jazz, con una cajita y un bombo chiquitín empezamos a hacer ruido, de a poco. De repente ya teníamos una batería, unos bajos», agrega.

Quince años no es nada

A la hora de enumerar los hitos de su creación, Sergio Pirata los diferencia entre buenos y malos. Lo peor, dice, fue la pandemia. La transformación necesaria durante esa época afectó con especial ímpetu a la gastronomía y la bohemia. «Tuvimos casi un año cerrado el local. Nos tuvimos que reinventar vendiendo sushi, haciendo delivery, fue fuerte ese tema. Y volver a renacer con eso, pero con una mochila de deudas», menciona.

Lo bueno, aclara, va por el lado del profesionalismo y la entrega de él y su gente. «En la venida de bandas, que hablen bien de tu sonido, que les guste volver a la taberna. Llevar quince años en este momento en que el reggaetón es una cosa súper influyente en en el mundo del carrete. Todavía tocar batería con unos palos es una cosa casi primitiva, o que tengas cantantes de verdad. Nuestra máxima capacidad sn doscientas personas en la terraza. Si sumamos el Antro’s y el Maluza, no llegamos ni a seiscientas. Una disco tiene para mil personas. Nosotros hacemos el aguante», plantea.

«Ha pasado mucha gente por la taberna. Cocineros, garzones, cabros que estudian. Nosotros siempre hemos tenido garzones que son estudiantes de la U. Y mientras estudian, así como yo era el el de los cables mientras estudiaba. hay otros que son garzones. Hartos chicos que empezaron con nosotros trabajando de garzones ahora ya salieron en su carrera. Algunos son administradores de otros bares. No sabría decirte cuántas personas ya han pasado por Taberna Pirata.Pero lo bueno es que vuelven, no quedamos mal con nadie. Vienen a carretear, traen gente nueva, tienen hijos. Pasaron quince años», cierra.

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