Campamentos en Osorno y déficit habitacional: problemas más grandes que una casa
Según el Catastro Nacional de Campamentos 2022-23 de la Fundación Techo, en Chile hay 1.290 de este tipo de asentamientos donde viven 113.887 familias. Un aumento de casi un 40% de familias y de un 33% en el número de campamentos respecto de 2020-21. En la región de Los Lagos se asientan la mayoría de campamentos en Osorno y Puerto Montt.
En la zona también hubo aumento, pero en porcentajes menores que a nivel nacional en aquel período de tiempo. El número de campamentos subió de 62 a 64 (3,23%), mientras que las familias viviendo en esos lugares incrementaron de 2.717 a 3.241 (19,29%) en toda la región.
Sin embargo, considerando la medición de 2018-19, resalta particularmente el aumento de campamentos en Osorno. En esa época había seis campamentos en la comuna. Hoy son 16 las tomas de terreno que están catastradas en Osorno. Un aumento de un 167%, convirtiéndose en una de las más altas a nivel país.
Causas multifactoriales
No es sencillo establecer una causa para esta situación. Sin embargo, existen ciertas aproximaciones. Loreto González, vocera del Movimiento Vivienda Digna Osorno, manifiesta que hay un error en cómo el Estado plantea soluciones habitacionales.
«Cuando iniciamos la toma del campamento Dignidad en Francke, fue con un grupo de familias que buscaba una solución habitacional. La mayoría de la gente lo hizo porque no podía pagar un arriendo, los sueldos no alcanzan, diversas razones. Luego de eso empiezan conflictos dentro del campamento y eso se fue para otro lado», asegura la dirigenta.
«En el tema habitacional ellos postulan por una línea diferente que es la línea campamento. Nosotros lo hacemos por la línea oficial, teniendo miembros que viven en campamentos. Entonces el mensaje que se ve de afuera, y que se comenta en las asambleas, es que si te tomas un terreno te darán casa más rápido. Yo considero que el mensaje que se entrega es erróneo si se quieren erradicar los campamentos», explica González.
Presente y pasado
Daniel Silva es candidato a Doctor en Ciencias Sociales en Estudios Territoriales de la Universidad de Los Lagos. Además es académico de la licenciatura en Trabajo Social de la Universidad Santo Tomás de Osorno. Realiza investigación sobre este tema.
«Si solamente fueran las condiciones materiales la causa de las tomas, no podríamos explicar por qué personas que sufren las mismas condiciones de pobreza y que también han sido excluidas al sistema de acceso a la vivienda reaccionan de manera diferente, es decir, no se toman un terreno», dice Silva.
Por lo que, a su juicio, hay dos factores fundamentales: «los acontecimientos políticos y las trayectorias de vida de las personas», afirma. Y argumenta. «No es casualidad que la proliferación de las tomas de terreno se hayan producido en el contexto del estallido social y la pandemia. Son dos acontecimientos que permiten la re emergencia de acciones colectivas que van en contra de lo establecido».
Para el segundo motivo mencionado explica: «hemos constatado un vínculo pasado de carácter socio emocional directo o indirecto con las ocupaciones de sitio». Según el académico, «muchas de las personas que participan de estos eventos en su vida han tenido acercamientos pasados con la toma de terreno. Ya sea porque así vivieron cuando pequeños o sus padres lograron conseguir una vivienda definitiva tras una toma. También porque viven en un territorio formado a partir de una toma de terreno o tienen vínculos y amistades con personas que participaron de estas».
Déficit
No hay cifras oficiales en cuanto al déficit de viviendas en la comuna. Las estimaciones se sitúan entre las 3.500 y 5.500 viviendas, según un estudio de la plataforma Déficit Cero y la Universidad Católica. Desde el Ministerio de Vivienda calculan en unas 4 mil viviendas faltantes.
«El ultimo catastro del que teníamos conocimiento era del 2019. Habían más de 4 mil familias postulando por comités de vivienda. Después del estallido social y la pandemia surgen una serie de tomas y consideramos que ese catastro sube. Calculamos que ahora deben haber unas 7 mil familias en Osorno esperando solución habitacional», afirma Loreto González.
Y para explicar el por qué no hay avances en la materia, dice que «el diagnóstico es que en Osorno hay muchos terrenos, pero están destinados a suelo industrial o agrícola y no para construir viviendas». También lo asocia a falta de voluntad política y de privados. «Osorno es una ciudad muy clasista, donde quienes tienen plata tienen todos los terrenos cerca de Osorno en el radio urbano. Ellos no quieren viviendas sociales que colinden con sus terrenos. Es lo que directamente está pasando en Predio Baquedano», comenta.
Silva coincide con la dirigenta social. «Hay un tema de límite de usos de suelo urbano. Hay un concepto que se utiliza mucho en la academia que es el consumo neoliberal del suelo. Los terrenos con mayor posibilidad de crecimiento son ocupados por el sector privado y los más alejados del centro urbano, generalmente se utilizan para viviendas sociales», señala.
Soluciones
Tanto para mejorar el acceso a la vivienda como para erradicar campamentos en Osorno, se necesitan soluciones mayúsculas. Daniel Silva plantea que estas deben ser integrales. «La experiencia comparada así lo plantea.Deben ser medidas concretas, pero también eficientes. La política de vivienda del Estado subsidiario, donde el privado construye y los más vulnerables esperan pasivamente ser sujetos de políticas públicas ha fracasado», afirma tajante.
«Debe existir un trabajo colaborativo entre la sociedad civil, el Estado y los privados con roles equilibrados. Los pobres urbanos también deben poder expresar qué viviendas y barrios desean habitar. Así se configura un sentido de pertenencia que permite construir comunidades más organizadas. Serán barrios más seguros y sostenibles en el tiempo. Así se hizo en su tiempo en la Población Maximiliano Kolbe», reflexiona Silva.
Para Loreto González debe aumentarse el presupuesto destinado a viviendas sociales. «Por ahí va el tema de erradicar campamentos. El presupuesto para construir viviendas debe aumentar. Hacemos un llamado a los parlamentarios del distrito para que hagan su trabajo. Hemos conversado en el Serviu y nos dicen que es una pega de los parlamentarios».
Sin saber cuando contarán con una solución habitacional definitiva, Loreto González tiene una certeza: «nuestra lucha es más grande que una casa».