A DiegOnírico nada ni nadie lo apura

Un niño simula tocar una guitarra eléctrica artesanal mientras suena una canción de Green Day que su papá tararea. Su mismo progenitor confeccionó la guitarra de utilería con unos trozos de cartón que había en el hogar. Es difícil que ese padre imagine que una década después, Diego, su hijo, recuerde ese momento como los inicios de la curiosidad que lo llevaría a convertirse en DiegOnírico.

Para que eso ocurra, Diego Cárdenas(18), escuchó y conoció mucha música. Green Day fue su banda de cabecera, pero Bon Jovi, Los Tres, Los Bunkers, Gondwana y tantos más, también llegaron a sus oídos a temprana edad. A eso de los doce años se sumó a un taller de música en su escuela en Osorno. Tenía ganas de cantar y aprender del arte. Cuando sus compañeros más grandes en el taller se licenciaron de la escuela, Diego aprovechó que quedaron las guitarras disponibles para tocar.

«Empecé a pedir prestadas las guitarras de la biblioteca que había ahí y me las llevaba para la casa. De a poco estuve ahí viendo videos y aprendí a tocar guitarra», cuenta a El Sureño. «Ni siquiera me sabía los acordes, me los aprendía por la forma de las manos nomás. Sabía que si se hacía de tal forma sonaba así. Y por ende, tal acorde tenía que seguir con el otro, y así», confiesa sobre su camino autodidacta.

Paso a paso

En esos tiempos, DiegOnírico, un nativo digital, aprovechó las ventajas del libre acceso a cierta información que otorga el internet. «Empecé viendo vídeos en vivo de algunos artistas como Los Bunkers, el clásico referente de mi generación. Veía las formas que hacían con las manos, luego empecé a buscar tutoriales donde aparecían las tablaturas. Así empecé a aprenderme las típicas canciones. De a poco iba sacando esos acordes para practicar con algunas cosas que hacía porque se me ocurrían. Así fui creando cosas, muy básicamente, pero de a poquito», narra.

Luego entró al liceo, donde intercambió conocimientos y gustos musicales. Si le recomendaban una banda, la escuchaba y buscaba a sus pares contemporáneos. Así ha ido seleccionando su lista musical de preferencia. En primero medio comenzó a tocar bajo en la banda del liceo. Dice, eso sí, que no estaba tan motivado por la música en esos momentos.

Ese mismo año ocurrió un hito dentro de su vocación artística cuando se inscribió en un concurso de talentos. «Yo le había comentado a mi profesora jefe que yo tocaba guitarra y cantaba. Me dijo que me inscribiera y lo hice sin ninguna fe. No estaba preparado ni nada. Llegó el día, llevé la guitarra y ni siquiera sabía qué iba a cantar. Terminé  tocando ‘Te Recuerdo Amanda’, pero la versión de Gondwana. Busqué los acordes, me preparé rápido y la presenté», recuerda.

Diego fue el ganador de ese concurso entre los participantes de primero medio. «No me lo podía creer, dije genial, ahí toqué solo, entonces igual fue como un incentivo para hacerlo», rememora sobre la presentación.

Primera banda

Todavía en primero medio, y con un primer lugar en el concurso de talentos bajo el brazo, Diego comenzó a escribir sus primeras canciones. «La primera canción se llama ‘Otro lugar’. Esa canción, en cierta parte, cambió las cosas. Me di cuenta que tenía mucho contenido para escribir, ya que tenía una necesidad de expresar algo, quizás», dice mientras conversamos en plena Plaza de Armas de Osorno.

Dos o tres composiciones después, conoció, gracias a las redes sociales, a Tomás y Carla, con quienes compartía el gusto por hacer música. Los tres escolares decidieron formar una banda. «Como en octubre empezamos una banda llamada ‘Al Mismo Destino’. Fue mi primera banda seria, por así decirlo y ahí aprendí caleta de ellos», cuenta. Ambos amigos eran mayores que él.

En ese proceso, entre ensayos y una única presentación que lograron tener antes de que llegue la pandemia, Diego tuvo una revelación. «Me fui dando cuenta de que no era solamente un hobby, sino que igual había trabajo detrás cuando ensayábamos, cuando escribíamos. Yo me sentía cansado, pero muy feliz de estar cansado por eso, de avanzar en algo que nos gustaba a los tres», relata sobre este paso. Había algo allí que mostraba ciertas señales.

Pandemia

Tras un intenso 2019 donde dio sus primeros pasos artísticos, Diego pasó de curso, pero la pandemia lo detuvo todo. O casi todo, porque esa época (2020-2021), fue para Diego un momento de inspiración para crear. La banda se separó por las vicisitudes sanitarias y del destino, por lo que Diego debía decidir qué hacer. «Me quedó en la memoria lo bien que lo pasé en la única presentación con el grupo. De todas las cosas que sentí y de que haya un público escuchándonos, todo eso influyó mucho en que yo siguiera escribiendo. Cuando ya tenía varias canciones decidí ya que si no tenía banda, lo haría solo», confiesa.

Cuando comenzaron a flexibilizar las medidas durante el inicio del segundo año de pandemia en 2021, DiegOnírico ya tenía ganas de presentarse al público. Y recuerda que comenzó a asistir al restobar Maluza a principios de año. Allí vio a diversos artistas locales presentarse y decidió pedir una fecha. El 4 de marzo fue el día escogido y del que nunca se olvida.

«Empecé a hacer mi repertorio con hartos covers y hartas canciones propias que estaban en pañales. Y llegó el día en que toqué solo por primera vez. Estaba súper nervioso, porque cuando tocaba con banda, si me equivocaba por los nervios estaban ellos para respaldar. En cambio, en este caso, iba a ser notorio. Para mi sorpresa llegó mucha gente, todo salió bien, a pesar de que yo estaba súper nervioso. Igual me equivoqué harto, pero la gente fue respetuosa, escuchó la música», cuenta sobre su debut.

Aprender y mejorar a su ritmo

Tras esa primera experiencia, DiegOnírico describe lo que sintió como un aprendizaje. Sacó en limpio detalles como tener siempre pilas para su guitarra, cambiarle las cuerdas y practicar los acordes que le cuestan. «Lo tomé como que tengo que aprender varias cosas para poder hacerlo mejor. Dar una buena presentación es, al fin y al cabo, la idea. No solamente tocar por querer tocar y que la gente me escuche, sino que tocar para que la gente escuche algo bueno», sentencia.

Después de su primer show comenzaron a abrirse algunas puertas. Tocó en un local ubicado en la galería comercial Patio Freire de Osorno. Eso lo ayudó, dice, a tener rodaje de tocatas y presentaciones. Pero sentía que algo faltaba, musicalmente hablando. «La gente va allá como a comer, a tomarse algo, a pasarlo bien. No va a escuchar música. Y yo cuando iba ya igual lo pasaba bien pero sentía que quizás como que no avanzaba mucho musicalmente», explica.

Maluza siguió siendo un escenario habitual para DiegOnírico. Además, tocó en algunos actos ciudadanos en la Plaza de Armas. Recuerda con aprecio su presentación en la tienda de música Electro Music Store.  La agrupación MUDO estaban realizando sesiones en vivo en ese lugar. «Dije que quería ir. Me presenté por primera vez con pistas, que fue como un pequeño avance para lo que hago», manifiesta.

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Todo lo aprendido lo utiliza de alguna forma, dice en la charla. «De a poco he ido implementando cosas en mi show. Al principio era guitarra acústica y cantar, y ahora estoy usando pistas. Para mi música sentía que el pasar a pistas y a un sonido más eléctrico, era necesario. He tenido que aprender un poquito de producción musical, para sacar los temas igual. La primera canción que saqué la produjo Daniel Rubick de La Canilla. Con él aprendí técnicas vocales al momento de cantar», relata DiegOnírico.

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El primer show profesional

Actualmente, Diego está trabajando con Alan Villarroel, de La Ruta, en producción musical. El músico experimentado ayuda también en temas técnicos de sonido cuando DiegOnírico se presenta. La última presentación fue en el museo Surazo en el mes de julio. Fue el primer show en el que DiegOnírico escuchó lo que ansiaba escuchar.

«Implementé un show completamente eléctrico. Todas las canciones fueron con guitarra eléctrica, como las imaginaba cuando recién las compuse. Las últimas siete canciones fueron con pistas, llegando a un sonido más similar al que quiero llegar. Es el primer show en el que siento que finalmente he mostrado algo más similar a lo que para mí es el show definitivo de DiegOnírico», se sincera orgulloso.

Fue un show lleno de detalles escenográficos, visuales y sonoros. Esto también le significó un aprendizaje a DiegOnírico. «Tuve ese estrés en el que me di cuenta de que trabajar solo igual es un poco más peludo porque tuve que prepararme con muchas cosas. En parte, me estresé harto, pero lo valió. No esperaba que llegara tanta gente como llegó. Sentí que fue un antes y un después en mi carrera, creo que de aquí ya solamente toca mejorar», comenta sin titubear.

No tan seguido

Ahora, espera no tocar con tanta frecuencia en periodos tan cortos de tiempo. Dice que rescató ese método luego de una intensa agenda que tuvo en su primer año tocando como solista. El público se aburría, fundamenta. El estrés y la ansiedad que le provocan sus shows también terminaron por hacerlo tomar esa decisión.

«Para el Surazo ya tenía el show nuevo listo, entonces era necesario presentarlo. No tocaba desde febrero. Habían pasado muchos meses y era hora de presentar lo que estuve armando en esos meses sin tocar. Yo creo que de aquí a presentarme de nuevo puede ser quizás en septiembre o en octubre, al menos acá en Osorno», detalla. Y es que busca oportunidades para poder ir a tocar a Valdivia o Puerto Montt. Comunas vecinas, prefiere por ahora.

DiegOnírico tiene dos sencillos en la plataforma Spotify; Volarán y Volver a Mentir. El primero fue un sencillo individual, mientras que Volver a Mentir es un adelanto del disco que está haciendo junto a Villarroel. Ya hay tres canciones listas, dice, aunque no saben cuántas serán en total. «Yo creo que el disco va a estar para el próximo año, probablemente otoño, por la temática del disco», adelanta. Igualmente anticipa que antes de fin de año habrá otro sencillo en las plataformas.

Sensaciones

Diego reconoce que aún no es de los más conocidos de la escena de músicos y músicas de Osorno. Aún así, le ha pasado en algunos shows que personas totalmente desconocidas lo van a ver especialmente a él. Una sensación extraña a la que tendrá que acostumbrarse. Lo que más perplejo lo ha dejado es que algunas personas se sepan las letras de sus canciones.

«Hay que remontarse al hecho de que es una canción que yo hice en mi pieza por algún motivo. De penas, de rabias, de incertidumbres y de manera muy personal, como todas mis canciones. Estar cantando esa canción y ver que hay una persona que la está cantando es magnífico. Saber que eso que tú hiciste le sirvió a otra persona, quizás simplemente porque le gustó la melodía, le gustó el ritmo, o sino a veces también porque se sintió identificado», asevera.

Y sobre su entrada a la escena local de música, Diego recalca la importancia de quienes levan varios años intentando mejorar las cosas en la ciudad. «Lo que hace MUDO, los conciertos en distintos lugares, son incentivos para seguir y para mejorar. A uno igual lo motiva que existan bandas como Reina Luisa, o cuando estaba La Mano Fayuka, entre otras, que pude ver y saber que se podía», destaca.

No hay apuro

Diego es de reflexiones claras y con sentido. En cada respuesta que da en la conversación se aprecian las ganas de ir más allá y encontrar aspectos que expliquen lo que siente. Es por eso que se toma uno segundos antes de lanzarse a responder la solicitud de consejos a niños, niñas y adolescentes como él, que quieren hacer música.

Comienza diciendo que «prueben, que nunca está de más, por ejemplo, dejar la vergüenza de lado y decir, ya yo voy a pasar a cantar adelante. Como en algún acto del colegio, que es el inicio para dejar la vergüenza de lado con todos los compañeros ahí mirando». Pero no se detiene ahí. Invita a la joven audiencia a «conocer la música local. Yo creo que mi generación ha sido afortunada de que crecimos con música y eventos de música en Osorno».

Y agrega que un impulso creativo  que tuvo en sus inicios fue escuchar bandas en vivo. «Me ayudó a ver que se podía hacer música en Osorno. Llegaba gente a escucharlos, había gente que sabía las canciones. Eso igual le puede pasar a uno, le puede pasar a la siguiente persona que aparezca con canciones», resume.

Y es por eso que sintetiza todo lo aprendido y que puede traspasar a otras personas en un solo mensaje. «Que se tomen con calma esto. A mí me pasó en su momento que estaba muy desesperado por avanzar lo más rápido posible, pero eso no es sano. Hay que cuidar la salud mental y si llega un momento en el que te sientes estancado por no componer, date un tiempo, un mes, dos meses, incluso los que te hagan falta. Al fin y al cabo nadie nos apura. Tengo 18 años, todavía tengo tiempo para seguir haciendo esto. Las cosas van surgiendo solas», remata DiegOnírico.

 

 

 

 

 

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