Agrupación Archipiélago Mágico representó a Chiloé en festival de danza en Colombia

,

Desde el 14 al 20 de noviembre se desarrolló en Cartagena de Indias, Colombia, el ‘International Folk Festival Dance-Folk’. Agrupaciones de danza y música folklórica de Estados Unidos, México, Honduras, Costa Rica, Chile, Panamá, Venezuela y Colombia participaron del evento. La Agrupación Cultural y Folclórica Archipiélago Mágico de Dalcahue representó a Chiloé en el festival organizado por Fesnasol Internacional.

El Sureño conversó con el director musical de ‘Archipiélago Mágico’, Diego Vargas López (35), quien comentó la experiencia. «Este festival se realiza en una cantidad de seis días en donde se hacen y organizan talleres culturales para compartir con las otras organizaciones. Son talleres de danza, específicamente. Nuestro grupo y otros dos grupos chilenos llevamos música en vivo, pero el festival es de danza», introdujo el guitarrista.

Para llegar a participar en el encuentro internacional debían financiar los pasajes, la comida y la estadía de veinte personas. Decidieron juntar recursos de forma particular, en un principio. «Como organización decidimos hacer beneficios, juntar los recursos de todas las maneras posibles. Cuatro meses antes del viaje apareció la postulación a los fondos de cultura. Específicamente era el Fondart de circulación nacional e internacional. Postulé como persona natural y con los veinte que partimos para allá», reveló Vargas.

Apoyos

Archipiélago Mágico terminó siendo beneficiada con dicho Fondart. «Nos financió alrededor del setenta por ciento del pasaje de cada uno, por suerte. Hicimos hartas peticiones como grupo acá en Dalcahue y en otras comunas. Recibimos súper poco apoyo, fue casi de puros recursos propios y el fondo que nos aportó la mayor parte de los pasajes aéreos, que era lo más caro», aseguró.

Eso sí, Vargas agradeció personalmente y a nombre del grupo a distintas entidades y personas. «La Municipalidad de Curaco de Vélez nos aportó con colaciones. El supermercado Misi nos dio colaciones para ir en bus a Santiago. También agradecemos a varios particulares, que son de aquí del pueblo, que siempre nos apoyan. Nos ayudan con un lugar para ensayar, con dinero dentro de lo que ellos pueden para que podamos funcionar. Agradecemos a todos los dalcahuinos que siempre nos apoyan», dijo.

En total, la agrupación Archipiélago Mágico tiene treinta y cinco integrantes. El hecho de que sólo hayan viajado veinte tiene que ver con los recursos disponibles. Para asegurar la participación en Colombia, decidieron juntar veinte personas que pagaran lo que hiciera falta si no recolectaban lo suficiente. «Varios se quedaron acá y me hubiese encantado que fueran. Pero costear un pasaje y, además, estadía y comida, era complejo», remarcó el director musical.

La experiencia

Ya instalados en Cartagena de Indias, las y los integrantes de Archipiélago Mágico debían realizar cuatro presentaciones. «Dos actuaciones eran en una plaza llamada Plaza Trinidad. Eran presentaciones de cinco minutos cada una. Después habían dos que eran en el Teatro Adolfo Mejías y que duraban quince minutos cada una. Además, en la Plaza Trinidad ocurrió el desfile. Había una actuación antes del desfile, después se hacía un pasacalle por alrededor de los sectores más turísticos de la ciudad. Luego volvíamos a Plaza Trinidad a hacer la segunda presentación», reveló.

En los seis días de festival pudieron tender algunas conexiones con agrupaciones de todo el continente. «La primera cercanía que hubo fueron unas reuniones que tuve con todos los directores de las demás organizaciones. Nos dimos los contactos, conversamos un poco del folklore de cada país. Después hubo un taller de danza, de champeta y de cumbia colombiana en la playa. Al otro día se hizo el mismo taller, pero con otras organizaciones mostrando una danza de cada país», agregó.

Entre chilenos y chilenas hubo complicidad. Vargas reconoció que ahora tiene contactos con otras ciudades como Punta Arenas, Santiago o Casablanca. «Varios de esos grupos chilenos igual llevaban cuadros de Chiloé. Algunos grupos nos dijeron que tenían un poco de vergüenza que veamos lo que hacen porque quizás no nos iba a gustar. Y ahí estuvimos conversando harto. Nosotros les dijimos que no, porque ellos son los directores artísticos de su organización y pueden modificar las cosas como quieran. Solamente deben mantener la esencia chilota», explicó el director musical de Archipiélago Mágico.

Adecuación

Diego Vargas comentó que la recepción del público tras las presentaciones de Archipiélago Mágico fue buena. «Recibimos muchos aplausos en cada canción que íbamos haciendo. Se sentía la vibra de la gente de que les gustaba mucho el folklore chilote. Quiero recalcar que en esa presentación hicimos algo tradicional, pero no tan tradicional. Generalmente acá en Chiloé, en las presentaciones siempre uno habla arriba del escenario, tira unos chistes. Allá no podíamos hacer eso, porque era otra instancia», señaló.

Para resolver eso modificó el repertorio para poder hacer «un cuadro continuo que tenga una historia. Nuestros dos cuadros artísticos se enfocaron en las danzas tradicionales. Eso sí, con una historia desde cómo el chilote se conoce, cómo trabaja en conjunto y cómo termina en una fiesta. Esa fue la línea de tiempo de cada cuadro. Empezaban conociéndose, mariscando, trabajando, luego haciendo canciones más lentas, como un vals recreativo. Finalmente, terminaba con la fiesta, con la cueca, con la pericona y con el chocolate».

Tradicionalmente, el cuadro de siempre lo dividen en cuatro partes y se desarrolla en las fiestas costumbristas. «Generalmente tocamos treinta minutos, cuarenta y cinco minutos, en las presentaciones normales. En este caso eran quince minutos. Sacábamos alguna estrofa, íbamos cortando, y fue todo seguido. Terminaba una canción, pasaban dos segundos, y partía la otra canción. Fue súper bonito, totalmente reconfortante sentir la alegría de la gente al ver nuestro cuadro chilote», reconoció.

Cosas grandes

Archipiélago Mágico está conformado por personas de todas las edades. Hay integrantes desde los doce hasta los sesenta y seis años. Este año fue el primero en que «como grupo salimos internacionalmente, en febrero fuimos a Trevelin, Argentina. Ahí fue la misma lógica de siempre, como nosotros presentamos acá en Chiloé», dijo Vargas. Para muchas personas del grupo fue la primera vez que salieron del país o que tomaron un avión. «Los y las bailarinas nunca habían actuado en un teatro y creo que su desempeño fue súper bueno», añadió.

«En la primera actuación me corrieron lagrimas. Y a varios de los integrantes también. Mostrar algo que nunca habíamos hecho, esforzarnos tantos meses para que salga bien, llegar ahí a hacer la marcación de piso y que nos haya salido bien, fue súper bonito. Creo que esa experiencia, para cada integrante, va a ser algo que van a recordar siempre. Ahora estamos con la vara súper alta, porque tenemos que pensar en seguir con este tipo de actuaciones internacionales. Todos y todas están preparándose y enfocándose en eso», reconoció Vargas.

Cada integrante de Archipiélago Mágico tiene otras actividades, además de las del grupo. «Siempre hay tiempo para poder salir y mostrar este trabajo que es el rescate del folklore chilote. La idea es seguir trabajando para que cada vez nos salga mejor y podamos seguir yendo a otros festivales, quizás más lejos. Europa o Asia, que ya son son palabras mayores, pero quizás en algún momento se puede lograr». Tampoco descartan organizar alguna instancia internacional en la isla. Existen los lugares turísticos, los espacios culturales y la logística, planteó el director. «No somos el único grupo que existe. Nos podemos asociar y articular para hacer este tipo de festivales», remató.

Valoración y llamado

Archipiélago Mágico nació en 2009 por iniciativa de José Vargas Vera y María López Barrientos, los padres de Diego Vargas. Su papá es el presidente de la agrupación y su madre la directora de Danza. Diego asumió como director musical en 2011, en plena formalización del grupo. El objetivo era, y sigue siendo, mantener el folklore tradicional chilote. Comenzaron con talleres de danza en 2009, en una sede social. Diego Vargas es fonaudiólogo de profesión.  «De corazón y de hobby soy músico. Soy director musical por eso. Hago los arreglos musicales y soy guitarrista ya de años», contó.

Del festival, expuso, comprendió «la poca valoración cultural que existe en Chiloé y en Chile. Acá pagan pésimo para mostrar una presentación artística. En países como México, Estados Unidos, Colombia, se cuadriplica o quintuplica lo que pueden pagar por un show folclórico. Con eso se pueden financiar, acá es imposible. Había un país que tenía sonidista, director de danza, director musical y director general. A todos ellos les pagaban, viven de eso. Acá nosotros todavía tenemos que hacerlo por amor al arte».

Es por eso que Diego Vargas se dio el tiempo para «hacer un llamado a las entidades públicas para que dejen recursos específicos para la cultura. No es un desperdicio de plata, porque de alguna manera, la cultura atrae el turismo y el turismo atrae el dinero para la comunidad. Todo se vincula a la cultura, si no se potencia la cultura, el turismo tampoco se potencia. A las empresas privadas los insto a que puedan desarrollar talleres con sus mismo trabajadores».