Matías Abarca Sandoval: «al final, creo que uno viaja para eso: para contar historias»

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En esta entrevista, Matías Saá Leal conversa con Matías Abarca Sandoval (@elmatichin), un joven viajero, guía turístico e intérprete apasionado por el mundo del turismo y la creación de contenido audiovisual. A través de una charla amena y sincera, Matías Abarca comparte sus experiencias de vida desde sus primeros pasos en Australia como un joven de 18 años, hasta sus aventuras recorriendo el sur de Chile en un clásico escarabajo. Nos cuenta cómo fue su proceso de aprendizaje, tanto personal como profesional, y cómo ha logrado combinar su amor por los viajes, la narración y la fotografía para vivir de lo que más le apasiona.

Matías Abarca Sandoval vivió cuatro años en Australia, una etapa que definió como un aprendizaje profundo. Llegó siendo un joven ingenuo de apenas dieciocho años, sin muchas habilidades básicas, y sobre todo completamente solo: «Me fui solo. Y ahí me tocó aprender de la vida. Aprender a comer de todo, a trabajar en lo que fuera. Garzoneando, pintando casas, edificios… lo que saliera». Esa experiencia lo hizo crecer y madurar, y tras volver a Chile decidió estudiar Turismo Aventura. Ahora planea volver a salir del país, con la idea de irse a Canadá por un tiempo, en una Working Holiday, pues siente que ya cumplió con sus estudios y quiere enfocarse en vivir nuevas experiencias.

Matías Abarca Sandoval

Sobre tu experiencia viajando, ¿cuál ha sido tu destino favorito dentro de Chile?

Hoy, dentro de Chile… hay uno que conozco desde muy chiquitito.

Desde chico conozco Puerto Fuy porque tengo familia ahí y lo he visitado varias veces, con distintas edades y formas de ver las cosas. Cuando era niño no valoraba mucho el lugar, pero después de volver de Australia, regresé y me reencontré con paisajes increíbles: el lago, el bosque endémico… Trabajé en el complejo hotelero Huilo Huilo y ahí hice un buen grupo de amigos. Trabajar en hotelería es como estar en un reality con romances, peleas y todo eso, y ese grupo hizo que el lugar fuera aún más especial para mí. Ahora, viajando en mi escarabajo por el sur, volví a Puerto Fuy y, desde lo nostálgico y por su belleza paisajística, es un lugar al que siempre quiero volver. Es un paisaje milenario, hermoso.

¿Cómo fue eso de empezar a recorrer el sur en un escarabajo? ¿Cómo nació esa idea?

Hace años que sigo a viajeros y creadores que recorren en sus vanes o combis, y hace como cuatro años vi un documental en Netflix llamado En búsqueda de la felicidad. Era sobre un tipo británico que viajó desde Alaska hasta el sur de Argentina solo con su escarabajo, confiando en la amabilidad de la gente. En cada capítulo pasaba algo: se le dañaba el auto, conocía personas… Él tenía plata y ayudaba a la gente que se portaba bien, pero yo no tengo ese dinero, solo el escarabajo. Así que decidí: voy a viajar en mi escarabajo nomás.

Entonces ya tenías el escarabajo antes de ver el documental.

Sí, ya tenía el escarabajo hace dos o tres años, aunque estaba medio malito, sin parabrisas. Lo fui arreglando yo mismo y le instalé varias cosas por mi cuenta. Terminé la temporada de invierno en Malalcahuello y empecé el viaje al sur: pasé por Vichuquén, Melipeuco y recorrí muchos lagos en Los Ríos y Los Lagos. Cada vez que llegaba a un lugar y acampaba con el autito, conocía gente y sumaba historias. Al final, creo que uno viaja para eso: para contar historias, porque esas son las que quedan, más allá de las fotos o videos en Instagram. También es una forma de crecer como persona.

La persona del documental tenía plata, pero, ¿cómo lo puede hacer una persona para recorrer todo eso sin plata? ¿Qué consejo le darías a alguien que quiere viajar mucho tiempo sin tener tanta plata?

Aunque la persona del documental tenía plata, yo no. Pero tengo la ventaja de que me dedico al turismo hace unos cinco años, especialmente en el sur de Chile, y conozco bien la zona. Eso me ha permitido trabajar como guía freelance en distintos lugares, desde Huilo Huilo hasta Corralco, manejando un relato general que me sirve para varias regiones. Además, hago creación de contenido: fotos, videos, y canjes con emprendimientos turísticos para quedarme en lugares a cambio de ese material. Así puedo viajar con poco presupuesto, moviéndome bastante y viviendo bien, aportando con lo que sé hacer.

¿Y el tema de los voluntariados, lo recomendarías?

Sí, recomiendo totalmente los voluntariados. Yo he hecho fuera de Chile, por ejemplo en Nueva Zelanda, en una granja. También uso mucho Couchsurfing, que es como un Facebook para viajeros donde puedes ofrecer o buscar hospedaje gratis, ya sea en un sillón, cama o hasta acampar en un patio. Afuera me he quedado en muchos lugares así, y en Chile también funciona muy bien. De hecho, Chile es uno de los países con más movimiento en Couchsurfing, hay mucho voluntariado y opciones para quedarse gratis. Con respeto y buena onda, siempre encuentras dónde quedarte.

Desde muy joven, Matías comenzó a grabar y contar historias. Le fascinaba documentar lo que hacía y compartirlo. Incluso existen videos suyos en YouTube de cuando tenía apenas 12 o 13 años, o menos. Inspirado por la serie A prueba de todo, de Discovery Channel, creó su propia versión llamada A prueba de poco, donde simulaba sobrevivir solo en cerros, usando una cámara digital sin edición.

Con el tiempo, se interesó en la exploración urbana y comenzó a grabar lugares abandonados. Fue entonces cuando aprendió a editar de forma autodidacta, primero con Movie Maker, luego con Sony Vegas, hasta consolidarse en Premiere Pro.

Matías Abarca Sandoval

¿Cómo te definirías: como creador de contenido, fotógrafo, guía turístico? ¿O ninguna de esas?

No me definiría como creador de contenido, ni fotógrafo ni guía turístico. Más bien, me veo como un intérprete. En turismo, eso significa contar historias y darle vida a lo que muestro, no solo llevar a la gente de un lugar a otro. Eso también se aplica a la forma en que hago contenido audiovisual: cómo interpreto y cuento una historia con imágenes.

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Me gusta crear contenido y siento que también soy creador, aunque no tenga grandes números o seguidores. El término influencer me parece complicado porque hoy todos son “influencers”, pero a veces ese mundo se basa solo en canjes, sin valorar realmente el trabajo ni el lugar que visitas. Yo también he hecho canjes, pero cuando puedo, pago para valorar el trabajo y así dar una opinión más honesta, porque cuando es gratis, es difícil ser crítico.

Entonces, intérprete primero, y creador de contenido también, siempre buscando contar las cosas con verdad y respeto. 

Creador

A Matías Abarca Sandoval le gustaría vivir de crear contenido. Le atrae porque le permite moverse, viajar, conocer gente y contar historias solo con su computador y su cámara. Eso es lo que más le gusta. Pero si eso no se da —o no se da al tiro—, tampoco le complica seguir trabajando como guía, porque también le apasiona. Se imagina llegando a un hotel, una agencia o un parque con canopy y empezar a trabajar ahí. Le interesa todo lo vertical, como la escalada y el canopy, y también el mundo de la nieve: el esquí, el arriendo de equipos, los centros de montaña. Si no puede vivir del contenido, feliz igual con cualquiera de esas cosas, porque todo forma parte del mismo mundo que lo mueve.

Supe que fuiste al festival Fungi en Valdivia, ¿qué te pareció?

Sí, estuve en el Fungi Fest y fue una experiencia hermosa. Me encantan los hongos —siempre hablo de ellos en mis guiados—, pero llegar a ese festival fue como descubrir un mundo nuevo. Me impresionó ver todo lo que se puede hacer con hongos, más de lo que imaginaba. Había ropa hecha de hongos, ¡lo encontré loquísimo! Y en cuanto a la comida, uf… probé un completo de hongos que estaba increíble, un chupe exquisito, y un emprendimiento de repostería vegana que se basaba en hongos también, todo muy sabroso. Me acuerdo de un carrot cake con un sabor muy particular. El emprendimiento se llama «Sabor a verde», ¡recomendadísmo!

Mati, ¿crees que puedes vivir viajando todo el tiempo?

Y sí, creo que hoy en día se puede vivir viajando. Es algo totalmente realista. Hace diez años tal vez era raro, pero ahora es súper común. Obviamente necesitas tus herramientas —como la cámara y el computador—, pero la idea de moverse y trabajar desde distintos lugares me parece genial.

Después de viajar tanto, ¿crees que te ha acercado más a tu hogar o te ha alejado de tu familia o de tu cultura?

Buena pregunta. Cuando me fui a Australia, nunca sentí ese apego fuerte que algunos sienten; conocí gente allá que lloraba de extrañar a su familia y muchos terminaban volviendo a sus países por eso. En cambio, yo nunca sentí tanta cercanía, aunque amo a mi familia y hablamos, no estoy tan pegado a ellos. Puedo irme y estar bien; ese desapego es natural para mí. Sin embargo, últimamente he viajado con amigos y familia a fiestas rancheras y lugares donde se reúnen familias, y eso me ha acercado más a mi cultura y a mi familia, aunque mantengo ese equilibrio entre apego y desapego.

¿Qué tienes planeado ahora?

Pues, fíjate que fundí el motor del escarabajo por accidente. Cambié el motor, pero el motor nuevo también se calentaba, cambié otra cosa y seguía calentando. Ahora estoy en Los Ángeles esperando conocer a alguien que sepa arreglar escarabajos, porque lo llevé a dos mecánicos eléctricos y nadie pudo. Necesito encontrar a un experto que me ayude, así puedo arreglarlo, venderlo y seguir viajando en algún vehículo. El escarabajo tiene un romanticismo único, pero no es ideal para todo tipo de viajes, sobre todo a la montaña. Estoy buscando un vehículo 4×4 que me dé más libertad para recorrer lugares difíciles, pero sin dejar de viajar, porque eso es lo que quiero seguir haciendo.

¿Cómo fuiste a la montaña en un escarabajo?

Bueno, llevo como cinco inviernos en donde voy a esquiar, así que tengo que subir al volcán. El invierno pasado había como veinte centímetros de nieve, y yo fui sin cadenas en el escarabajo, manejando para arriba. Había una fila de autos atrapados, SUVs grandes con cadenas que no podían subir, y yo con mi escarabajo avanzando. Ese auto es increíble, tiene tracción trasera y avanza para todos lados. En otro viaje fui a Conguillío con nieve, con una ex pareja y su mamá. La suegra dudaba que el auto pudiera subir, así que le dije que se bajara, y el escarabajo subió sin problema, mientras ella tuvo que subir caminando. Me encanta ese auto, aunque es incómodo para dormir, pero tiene alma.

Matías Abarca Sandoval

¿Has tenido alguna experiencia especial durante tus viajes?

Sí, una vez en Puerto Varas, mientras dormía en el escarabajo junto al lago Llanquihue, alguien golpeó el vidrio. Era un tipo que reconoció mis videos y quería saludarme. Nos tomamos unas cervezas y fue una experiencia muy chistosa. Eso demuestra cómo el viajar y crear contenido conecta a la gente de formas inesperadas.

¿Qué lugares recomendarías visitar en la región de Los Lagos?

Soy de Osorno, así que me considero más de Los Lagos. Me gusta todo el borde del lago Llanquihue, Puerto Varas, Ensenada, Las Cascada, Frutillar… Esa zona tiene mucha historia, con la colonización alemana y las comunidades mapuche. La arquitectura alemana en Frutillar es preciosa, me encantaría ir a la Semana Musical. Y en deportes extremos, Cochamó es un ícono, es la cuna de la escalada en Chile, nuestro Yosemite. También Chiloé, y tengo una anécdota paranormal en Cucao, un pueblo chico donde acampé y viví una experiencia muy extraña con risas fantasmales, algo que me marcó porque soy fanático de lo paranormal. Me gusta mucho el Lago Todos los Santos y Petrohué, que son lugares súper emblemáticos y bellos para visitar y practicar deportes al aire libre.

Por Matías Saá Leal