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Región de Los Lagos
Por Manasés Huenuqueo Águila
El 6 de marzo se dio inicio formal al proceso constituyente que entregará una nueva propuesta de Constitución para Chile, ante el rechazo del proyecto anterior. En él se cuenta con la conformación de la Comisión Experta y la participación del Consejo Constitucional y el Comité Técnico de Admisibilidad.
Los tres órganos que participarán en el proceso cumplirán distintos roles.
La Comisión Experta, que ya está operativa, será la encargada de presentar un anteproyecto de Constitución, que servirá de base para el trabajo del Consejo Constitucional. La entidad compuesta por 24 expertos y expertas también podrá hacer observaciones a la propuesta que entreguen los consejeros.
El Comité Técnico de Admisibilidad en tanto, que también comenzó a funcionar el 6 de marzo, será el “árbitro” del proceso, es decir, los integrantes de la Comisión Experta o del Consejo Constitucional podrán acudir a él para acusar eventuales incumplimientos a las bases institucionales que acordaron los partidos políticos.
El domingo 7 de mayo del 2023 serán las elecciones para el Consejo Constitucional. Esta elección será la primera con voto obligatorio desde que el Congreso acordó volver a tener este sistema en las elecciones, por lo que toda persona mayor de 18 años deberá acudir a las urnas.
Un mes después de las elecciones, es decir el 7 de junio, debería empezar el trabajo del Consejo Constitucional que deberá entregar su propuesta de nueva Constitución en noviembre de este 2023.
El plebiscito de salida, en el que la ciudadanía decidirá si aprueba o no el proyecto de nueva Constitución, está programado para el domingo 17 de diciembre.
Este nuevo intento constituyente fue el resultado del acuerdo de voluntades políticas, para avanzar en el anhelo de la sociedad toda de contar con una nueva Carta Magna que consagre la justicia social y estabilidad política que la sociedad exige y demanda.
Sin embargo, es necesario contar con la motivación e incentivos necesarios para que la ciudadanía se comprometa efectivamente con este nuevo proceso, ya que forma parte ineludible en la redacción de esta nueva propuesta, a través del ejercicio de su voto, eligiendo a sus representantes en este importante proceso.
Manasés Huenuqueo Águila
Docente de la carrera de Derecho Universidad Santo Tomás Puerto Montt
por Gregorio Mercado
Sin lugar a dudas que vivimos días difíciles como país. Días de declaraciones de distintos sectores de la opinión pública. Muchas de ellas interesadas en responsabilizar al gobierno y especialmente al presidente Boric con despliegue de banderas chilenas y vociferantes participantes que piden a gritos la renuncia del presidente elegido democráticamente y responsabilizándolo por las lamentables muertes de carabineros en actos de servicio en distintos incidentes con delincuentes decididos a matar sin un ápice de compasión y dispuestos a todo, situación que no sólo afecta a Carabineros sino a cualquier ciudadano que les presente algún grado de resistencia frente a un ataque delictual.
Frente a esto me surgen algunas interrogantes:
1.- ¿Es el presidente de la República quien planifica y ordena el modo de operar de Carabineros en terreno además de sus responsabilidades como ejecutivo?
2.- ¿No depende esto del Alto Mando de Carabineros quienes son por definición los responsables del cuidado y protección de “SU GENTE”?
3.- ¿Cuántos oficiales han resultado heridos en estos operativos? Porque hasta ahora sólo han sido funcionarios de clase sub-oficiales, es decir, cabos y sargentos. Por cierto ningún general, que si aparecen en la prensa o en los funerales con discursos dolidos y arengas a quienes sí estarán expuestos a nuevos riesgos mientras ellos permanecen a buen resguardo.
4.- Nadie los ha llamado a rendir cuentas por estas muertes. El congreso de mayoría de derecha se ha olvidado de esta facultad. Alcaldes y congresistas aprovechan estos dolorosos sucesos para llevar agua a sus molinos sin un ápice de moral.
Todo esto me ha traído a la memoria mis clases de liderazgo cuando citaba a Peter Drucker en su libro “El Líder del Futuro”, cito textual:
«No murieron suficientes generales»
De nuevo Drucker, en una entrañable anécdota, nos recuerda que los líderes más eficaces que él ha conocido no eran oradores o charlatanes sino personas comprometidas con la acción.
A mediados de los años 20, en sus años de juventud escolar en Austria, su profesor de historia –mutilado de guerra– les encargó redactar un ensayo sobre la Primera Guerra Mundial. Al comentar en clase los trabajos, un alumno sugirió que aquella contienda había sido un ejemplo de absoluta incompetencia militar. “¿Por qué?”, le preguntó al viejo profesor. Éste no dudó un instante en contestar: “Porque no hubo suficientes bajas entre los generales: prefirieron permanecer en la retaguardia y dejaron que otros se encargaran de luchar y morir”.
No sé porque extraña razón recordé este texto. Me pregunto qué tan comprometidos están estos líderes con “su gente”, en cuántos operativos están acompañándoles para evaluar en terreno los peligros que enfrentan y si ellos mismos están dispuestos a correr los mismos riesgos.
Creo que la realidad responde estas interrogantes que debiera rondar en las mentes de quienes piden responsables.
Gregorio Mercado Luengo
Miembro dirección regional PC LLanquihue
El resultado del plebiscito del 4 de septiembre hizo crecer las ansias de la derecha, amarillos e incluso sectores de la ex Concertación por reemplazar a la ciudadanía en un nuevo proceso constituyente. Tanto los que quieren mantener la Constitución de 1980, como los que están dispuestos a algunas reformas, olvidan que el Poder Originario radica en el pueblo.
Algunos políticos del Congreso, que intentan asumir la dirección del proceso constituyente se permiten fijar límites normativos (“bordes”), para la elaboración de un nuevo texto constitucional. Además, han propuesto una restricción adicional a la voluntad popular: el que exista un “árbitro institucional” con poderes omnímodos para garantizar el cumplimiento de tales bordes (ya sea el Senado, la Corte Suprema o el Tribunal Constitucional).
A estas limitaciones, la derecha agrega una aún más grave: exige que la redacción del texto constitucional la lleve a cabo una comisión mixta, conformada por mitad “expertos” y otra mitad de personas elegidas por la ciudadanía.
Estos parlamentarios y políticos, defensores del actual orden de injusticias, se toman atribuciones que no les corresponden ya que contravienen el derecho del Poder Constituyente para redactar la carta magna.
Frente a la deriva antidemocrática sobre el tema constitucional, Plataforma Socialista señala:
Plataforma Socialista
En las regiones del país hoy se cumplen tres años del comienzo de la protesta más importante de los últimos 20 años. Si el 18 fue el día que comenzó en Santiago, el 19 de octubre el malestar social se hizo sentir en todas las regiones del territorio nacional.
Ese 19 de octubre, las calles del centro de Puerto Montt se llenaron de familias de trabajadores, trabajadoras y de estudiantes con pancartas y batucadas. Ese día todos y todas vociferaron como una sola voz “Chile Despertó”.
Tres años después, el malestar continúa y las estadísticas demuestran que las condiciones de vida de la población han empeorado. Los sueldos cada vez alcanzan menos para llegar a fin de mes.
La última encuesta de la CADEM proyecta que cerca del 60% de la población siente que el denominado estallido social se produjo producto del malestar social, que se traduce en las malas condiciones de vida de los sectores populares. Las demandas de hace tres años no se han acallado, siguen siendo sentidas por gran parte de la población. De acuerdo con la misma encuesta, el 68% de la población cree que es necesaria una nueva constitución.
Sin duda, estuvimos muy cerca de alcanzar una constitución que hiciera reflejo de las necesidades del pueblo y nos acercara lo más posible a una vida digna para todos y para todas.
A tres años de ese 19 de octubre que nos alimentó la esperanza, y después de una pandemia que nos enseñó a sortear la ausencia del otro con una pantalla, la tarea de volvernos a encontrar es urgente.
El plebiscito recién pasado nos deja enseñanzas para quienes creemos que Chile debe avanzar hacia una sociedad más justa. Un viejo proverbio dice que la derrota es la madre del éxito y que fracasar solo nos hace más listos.
A tres años del inicio de las protestas sociales, podemos darnos cuentas que estamos más cerca que ayer de alcanzar una sociedad más justa y solidaria.
Ana Maria Santos
Comité Central Los Lagos
Convergencia Social
En tiempos de crisis, las ideas nacionalistas y protofascistas surgen como alternativas a los proyectos de sociedad derrotados por los tiempos que corren. En el último tiempo, pos plebiscito, muchos comentarios y opiniones derrotistas hacen pensar que la idea de avanzar hacia una sociedad más justas y democrática fue aplastada por la abismante votación del rechazo.
Sin embargo, cuando gana el rechazo no pierde la izquierda ni el proyecto socialista, pierde fuerza la democracia, así tal como la conocemos. Pierde sin duda el Estado liberal y la democracia liberal vislumbrando y confirmando la crisis del contrato social actual. Así lo confirman los grupos neonazis y las fuerzas patriotas que defienden los ideales más aberrantes del fascismo. Y cuando esto ocurre, así nos enseña la historia, es demostración de una crisis societal que no solo se explica con la derrota o el triunfo en un plebiscito. La derrota, en una democracia, siempre es esperable. Sobre todo, en nuestra democracia.
Una democracia conservadora, protegida por las fuerzas armadas y cubierta por los medios de comunicación que se encuentran concentrados por unas pocas manos oligopólicas con claras líneas editoriales ideologizadas, financiadas y con objetivos políticos y sociales más definidas que la amplitud de la izquierda.
Nuestra democracia, para bien o para mal esta en agonía. La derecha, en búsqueda de agrupar el sentir de la clases populares descontenta contra un Estado ausente se rebaja a las líneas del patriotismo barrabrava. Pancho Malo se saco la camiseta del Colo, pidió consejos al Pastor Soto, lo vistieron de terno y corbata, le pasaron un megáfono, un par de banderas chilenas y se erigió como el patriota más patriota de los patriotas chilenos. Defensor de su democracia. Capaz de cortar una calle en nombre de la no violencia patriótica, hacer un llamado a defender con palos la causa nacional y no ser llamado violentista.
Por ahí recordaba los 2000, en los tiempos de la movilización estudiantil, para salir en la prensa necesitábamos ser miles en las calles y aún así, cuando lo lográbamos, aparecía la rabia resuelta en el vandalismo para las clases dirigentes. Hoy ese mismo “vandalismo” se institucionaliza por los grupúsculos de fanáticos religiosos de la ultraderecha en pos de la patria.
Cabe recordar que Hitler nunca se tomó el poder por las armas, fue electo y puesto en su púlpito con el clamor popular de una Alemania desgastada, se erigió entre la oscuridad como el fundador de la Alemania potencia mundial.
Hoy, al menos en Chile, y pareciera que en el mundo, están surgiendo nuevamente las ideas fascistas y de ultraderecha. Y cada vez que esto ha pasado, es símbolo que los pactos ya se han roto y que la democracia liberal esta en crisis.
Sin embargo, la izquierda chilena sigue mirándose el ombligo derrotada de sus fuerzas. Buscando culpables. Reordenando el gobierno. Ya no son solo 30 años, serán 40, serán 50.
Ante la crisis institucional, política, social y económica, que sin duda pega más en los sectores más empobrecidos (allá afuera de nuestras fronteras de confort) la izquierda debería preguntarse hacia donde virar. Hoy la gobernanza no es solo un ejercicio del gobierno. La Gobernanza responde al poder. Y el poder como han demostrados estos tiempos, está más allá de la Moneda. ¿Qué hacemos para conquistar el poder? O ¿esa frase es una frase ya antigua de una izquierda derrotada hace décadas?.
Por Sebastián Astete
Medio digital Independiente
Región de Los Lagos
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