La cruzada de un profesor por llevar la música osornina a la sala de clases
Daniel Arosteguy (40) asistió a una de las funciones de Bin y Daggy en el Teatro Municipal de Osorno por el Día de la Música 2022, organizado por Agrupación MUDO. Era octubre de ese año y el profesor de música quedó sorprendido por el nivel del show. Lo primero que pensó es que era algo que había que difundir, al igual que el trabajo que estaban realizando artistas como La Concuerda, Reina Luisa o Nati Cartes, entre otros. La música osornina debía ocupar el sitial que le corresponde.
Después de aquella reflexión personal, Arosteguy preguntó a sus estudiantes, que van desde quinto básico hasta cuarto medio del Colegio Blas Pascal, si conocían a artistas locales. La respuesta fue generalizada. No había mayor conocimiento de la música osornina entre niños, niñas y adolescentes del establecimiento. «En ese momento empecé a agregar al currículum y a la enseñanza la música osornina», cuenta el docente.
Es por eso que comenzó a trabajar en conjunto con MUDO. «Principalmente con el presidente de la asociación, que es Franco Julián. Él me pasó un catálogo de músicos osorninos que hicieron con un Fondart. Y ahí empecé a buscar música, a pasar música osornina, sacar canciones osorninas. Hasta que estuvo la idea de invitar a los mismos músicos a que vinieran a la sala de clases y al colegio», explica.
Los primeros pasos
El proyecto se puso en marcha a partir de este año 2023. «La primera que vino fue Nati Cartes, con muy buena disposición, vino a varios cursos y el resultado fue espectacular. Los estudiantes quedaron impactados con ver música osornina en vivo y le dieron mucho cariño a ella. Le pidieron autógrafos, después la seguían en redes sociales. Después han venido otros artistas, como Trippzy, La Concuerda, Solario y Fusion Andina», relata.
Y agrega que «todo eso ha traído las ganas de que esto empiece a evolucionar. De otras formas, poder llegar a los jóvenes y que la música osornina se difunda más, que al parecer eso es lo que se necesita. Hay otros artistas, por ejemplo, que yo he pasado, que no pudieron venir, como Violeta Meier y las Auyen Lovas. Pero tienen ganas de venir. Así que estoy acomodando los horarios. Solo es cuestión de horarios».
Para llevar a cabo el proyecto, Arosteguy señala que ha sido fundamental el apoyo del propio colegio. «Ha estado súper abierto a poder hacer la actividad. Con eso ya es tremendo aporte de que se puedan realizar y que estén las facilidades. He tenido mucho apoyo del colegio en ese sentido. Y también de la misma agrupación MUDO. Si bien yo me he contactado con los artistas, la agrupación ha tenido hartas muestras de apoyo a lo que estoy haciendo. Ellos siempre lo comparten en sus redes sociales», asegura.
Currículum escolar
Dentro del currículum nacional de educación en el área de música están los objetivos de aprendizaje referentes a cantar y tocar música chilena o extranjera. «En todos los cursos hay que hacer música, hay que tocar. Entonces lo empecé a incorporar, pero de una manera bien integral. Las primeras clases hacemos todo un estudio de la biografía de los artistas. La siguiente clase empezamos ya a ver su música y elegimos una canción para cantarla entre todos», cuenta el profesor.
Con la habilitación de la sala de música del colegio, el proyecto evolucionó a tocar, además de cantar, las canciones elegidas. «Hacemos versiones simplificadas, las empezamos a tocar. Y después de eso, de que ya hay un conocimiento más depurado de la música de la banda, ahí es cuando llega la banda, al final. Creo que eso es muy importante, porque cuando llega la banda, los alumnos están interiorizados e interesados. Cuando llegan las bandas a tocar sin un trasfondo, es muy difícil de que realmente se conecten con la audiencia», dice Arosteguy.
El profesor y músico añade que «al momento de tocar, cantan la canción con los artistas, llega una conexión en que los artistas se emocionan mucho al escuchar un curso entero cantando su canción. También al ver las canciones escritas en el cuaderno. Yo creo que esa es una forma interesante de que empecemos a proceder en más colegios de la ciudad. No solo llevar a los artistas, sino que incluirlos en el currículum para que haya un proceso de valoración».
Ampliar a otros lugares
Ante la consulta sobre extender el proyecto hasta otros establecimientos escolares, Daniel Arosteguy afirma que existen las ganas. Para ello está tomando una serie de acciones. «Lo primero es estar muy en conjunto con la agrupación MUDO. Estamos constantemente conversando y depurando ideas para hacerlo cada vez mejor. Otra instancia que está muy interesante es Puerta Roja. Gracias a Felipe Llancar, profesor de Artes Visuales, que hizo el nexo. Ellos han sido muy amables, están muy interesados en difundir la cultura», revela.
Así, colaborativamente, surgió la idea de hacer la Red de Profesores de Música de Osorno. «Ya tenemos dos reuniones de la Red de Profesores de Música. Ahí se van a exponer varias ideas, entre ellas la que estoy proponiendo yo. Y eso también es una línea de acción que se está avanzando. Aparte de también llevar a los alumnos a Puerta Roja, donde tienen un escenario. Hacer que la banda toque ahí y poder llevar a otro nivel la presentación de las bandas. Aquí vienen a tocar de manera acústica, en un formato reducido. La idea es llevarlos a una experiencia que sea impactante. Con batería, tal cual la banda se presenta, con vientos, con todo», expresa.
«Ojalá que se pudiera hacer en varios colegios más, ojalá que en todos, ojalá que pudiera ser en el DAEM. Pero al DAEM yo fui por otra cosa, por un taller de skate, y me dijeron que no. Me plantearon que, era súper buena la idea, pero tiene una cuestión burocrática ahí, tan penca, que al final no hacen nada. Pasaron los meses y no se pudo, puro taller de fútbol. Yo creo que va por una cuestión más política, tal vez. Yo he visto que la seremi Cristina Añasco está más abierta a dar la posibilidad. Por ejemplo, el día de la música lo hizo MUDO», cuenta el profesor sobre la posibilidad de llevarlo a la educación pública.
Juegos de mesa y más
Las conversaciones con MUDO incluyen la posibilidad de presentar proyectos de difusión artística que puedan ser financiados por la institucionalidad. Pero también hay espacio para la experimentación, considerando otra de las pasiones de Arosteguy; los juegos de mesa. «Esa es la otra vía que tengo yo para enseñar música, que son los juegos de mesa. Entonces ya postulamos un proyecto que no nos salió, por la naturaleza del mismo», explica.
«Estamos trabajando con mi editorial, La Vaca del Tablero, con un equipo que trabaja en la difusión de los juegos que se llama Ludificarte. Y en conjunto con la Agrupación Mudo queremos hacer proyectos para financiar esta forma más experimental de difusión de la música osornina. El prototipo que probamos es un juego en el que hay distintas cartas con nombres de canciones de las bandas. Cada participante tiene una pizarra donde tiene que dibujar y representar el nombre de la canción. La otra persona tiene que adivinar cómo se llama la canción. Y tiene otra opción también que es con mímica», da a conocer.
El profesor de música adelanta que lo quiere llevar a otro nivel. «Sería que tú, para jugar el juego, tengas que escuchar la canción. Y que, a medida que pasa la música, vaya en relación con lo que estás jugando. Entonces, hay algunas experiencias que se han hecho como un juego, por ejemplo, que tiene un tablero, una consola, que se llama DropMix. Tú vas dejando las cartas y eso va modificando la música que está sonando. Por ahí, por ese lado», señala.
Industria creativa local
Con esta serie de proyectos en mente y otros andando, Daniel Arosteguy explica su objetivo principal. «Creo que es el momento de ser más creativos y lo que tenemos que lograr es un ecosistema de la industria creativa en Osorno. Cosa de que los músicos tengan gente que quiera escuchar esa música, y eso se pueda ir retribuyendo e ir integrando otras artes. Y también, a los mismos chicos que ahora tienen habilidad para la música, las artes visuales, el teatro, lo que sea, dejarles un ecosistema y una industria que funcione», asevera.
Daniel salió de cuarto medio el año 2000. «En esa época yo siento que yo estaba muy aparte, como aislado dentro de la ciudad. Porque me gustaba mucho tocar, tenía bandas, pero no salíamos de nuestro círculo y del colegio. No estaba esto que se necesita, que haya un círculo donde está la gente que los escucha y siga a la banda. Y creo que aún ahora, después de tanto tiempo, todavía no se ha podido solucionar eso. Lo veo con los alumnos que no conocen música osornina. Hay gente aquí que le gusta tocar, no sabe dónde ir a tocar», recuerda.
«Ahora es el momento. Creo que, según mi visión, hay que ir directamente al público que tiene 10, 11 años, quinto, sexto básico. Ese público es justo el momento clave en que ellos se enamoran de la música, deciden quién es lo que quieren hacer. Esas bandas que escuchaste en ese momento son las que bailaste, son las que te aprendiste las canciones, y no se te olvidan más. Muchos de los músicos a esa edad deciden que van a hacer en música, entonces, yo creo que ese es el público al que tenemos que captar», concluye.
Los sueños
Para Arosteguy, el avanzar en estos poryectos en su labor pedagógica es «la vía para poder fortalecer el movimiento de manera que haga presión a las autoridades políticas. Tenemos que lograr tener ese ecosistema, que tenga un poder económico, de movimiento, de masas. Que ya pueda parar un festival, yo me imagino en el Parque Chuyaca, de colegios, con bandas osorninas y se llene. El movimiento político va a tener que ceder, hay que fortalecer las organizaciones culturales».
Daniel Arosteguy tiene un sueño concreto, según narra. «Tenemos que lograr empezar a diseñar música para los públicos escolares. Que tenga, precisamente, una identidad tradicional chilena, como lo hicieron los mexicanos. Eso quiero hacer yo acá, con el público escolar, y que los mismos artistas de esa corriente musical sean alumnos. Entonces, dentro de ese mismo rango etario, se genere una escena y una industria donde hayan tocatas, que sea para esa edad. Que haya una valoración también de la música tradicional», dice.
Para eso «lo ideal sería el poder dar acceso a los alumnos a que toquen los instrumentos y, después, que ellos puedan compartir escenario con la escena osornina. Me imagino que lo más motivante que puede resultar es que, por ejemplo, a una banda osornina le falte un bajista, un baterista y que llame a tocar a un chico del colegio».
Y cierra: «hay que acumular fuerzas con todos los que están en la misma, que puede ser de cualquier área, Esa es la manera, porque si sigues lamentándote por lo que no se hace, no vas a lograr nada».