Las pasiones de MarylynDollyna
Marylyn Dolly Bello Bustamante (34) combinó sus dos nombres y una pasión para convertirse en MarylynDollyna. Desde muy pequeña, Marylyn estuvo ligada a la música. A su familia paterna la define como «muy cantora». Originaria del sector de Lago Verde en La Unión, región de Los Ríos, era la familia que animaba las fiestas que se hacían cuando no había radio.
«Había guitarra y acordeón, a cuchara limpia cantando. Viene de pequeña, con mi papá siempre cantábamos cuando yo era chiquitita y hasta el día de hoy cuando nos juntamos cantamos. De hecho, le decían ‘el charro’ en el campo. Entonces, nada que hacer», relata a El Sureño. Bello, quien además es kinesióloga de profesión, sumó una prolongada estancia en la iglesia evangélica.
«Ahí aprendí a tocar la mandolina, hasta los 17 años estuve en la iglesia evangélica. Aprendí y me hice amiga de la mandolina, que se me daba muy bien. Tengo mi nombre es Marilyn Dolly, me gusta la mandolina, por eso soy MarilynDollyna. Nada que hacer», comenta riendo.
La mandolina
Es importante recalcar la conexión que existe entre Marylyn y su instrumento favorito. «Fue como una condición que se dio solita. Por ejemplo, yo tenía una guitarra en casa, pero yo la tocaba como mandolina, porque yo quería tocar mandolina. A pesar de tener una guitarra y que me enseñaran las notas, yo la trinaba como una mandolina, porque me gustaba mucho. Su sonido, su versatilidad», expresa la cantautora.
Cuenta que eso fue «desde siempre». Además, dice que hay algunos motivos que profundizan dicha conexión. «Para algunos tal vez es muy chillona, porque es súper aguda, pero igual que yo, también soy aguda. Es súper importante la mandolina para mí, con mi nombre también. Tiene esa conexión. Mi primera mandolina me la compró mi mamá en cuotas, en muchas cuotas. Así que le tengo mucho cariño a ese instrumento», confiesa.
A medida que crecía, practicaba y aprendía música en la iglesia evangélica, lo que se entremezclaba con su gusto por el folclor chileno. Aprendió a tocar cuecas y otros ritmos de la música del más profundo Chile con la mandolina. «La mandolina se puede adaptar al igual que mi persona en cualquier contexto, en cualquier lugar», declara convencida.
El folclor
Si existe una gran influencia musical para MarylynDollyna, esa es el folclor. «Soy muy mala para escuchar música. Aunque no me lo crean, la gente se sorprende porque yo nunca escucho música en mi trabajo. Mi influencia se ha ido dando creo que en la presencialidad. De participar en talleres de folclor, de escuchar música folclórica, de escuchar a mi familia con canciones mexicanas. Me gusta mucho ir a ver a grupos locales en vivo y el folclor de Violeta Parra, Víctor Jara, música andina, Illapu, Inti Illimani, Quilapayún».
Su familia, con quien se trasladó hasta Constitución, región del Maule, cuando tenía un año y donde se quedó hasta sus diecisiete, siempre reivindicó las raíces campesinas. Sus actividades musicales en la iglesia eran «estar en talleres de folclor prácticamente, entonces me fui por ese lado más folclórico. Al llegar de vuelta al sur (Osorno), ingresé a unos conjuntos folclóricos. Llegué, a los veinte años, a Volcanes del Sur y a Inkawen, donde estuve alrededor de seis años. Ahí aprendí mucho, se mezcló la cultura chilota y la cosmovisión mapuche-huilliche. Eso se vive más acá en el sur y me voló la cabeza».
En ese entonces comenzó a componer sus canciones, aunque la primera de ellas databa de varios años antes, cuando tenía sólo dieciséis años. Esta canción se titula ‘¿Dónde te fuiste, paloma?, ¿Dónde se fue la paz? Hasta el día de hoy forma parte de su repertorio. «Tiene harto contenido social. Igual raro que alguien de iglesia quisiera componer algo bien social, porque se evidencian las desigualdades. Hasta el día de hoy, que la sigo cantando y con las mismas ganas, sigue la misma desigualdad», analiza.
El Festival Campesino
Las ganas de crear canciones y cantar seguía en el espíritu de Marylyn Bello hasta cerca de sus 26 años. En esa época seguía integrando Inkawen, mientras componía en paralelo. Un día decidió que sería buena idea presentar algo de eso al público. «Un día dije; voy a presentar una canción en el Festival Campesino. Por lo demás, cuando llegué ahí y vi esos grupos mapuches cantando con tanta convicción, me encantó. Me voló la cabeza que hablaran en su lengua, con su vestimenta».
Fue entonces que en la versión 48º del tradicional evento, en enero de 2016, presentó el tema ‘Piedra Viva’ en la categoría ‘Cantores Urbanos’. «Qué honor poder estar ahí con solo guitarra y voz ante mucha gente por primera vez. Ese festival es bien concurrido. Y gente linda además, gente de acá, gente de la costa que se preparaba para ese festival. Esa fue mi primera incursión como cantautora, mostrando mis temas y que fueran valorados. Saqué tercer lugar», narra.
Ya retirada del conjunto folclórico, Marylyn Bello volvió a participar en el evento en 2017. Esa vez, su canción ‘Ni plata, ni oro’, obtuvo el tercer lugar en categoría ‘Cantores Campesinos. En 2019 quedó seleccionada entre cinco finalistas de Cantores Urbanos con el tema Pichikeche Williche. Con esos antecedentes, en 2020 fue invitada como jurado en la categoría Cantores Campesinos. Ese mismo año se presentó como invitada con el Colectivo Madre Selva en el festival, mientras que este 2023 lo hizo como MarylynDollyna. «Con el Festival Campesino hay mucho cariño y agradecimiento», sentencia.
El colectivo
Madre Selva es un colectivo de cinco mujeres cantautoras de Osorno. En la agrupación, además de MarylynDollyna, participan Cantauria, Pany Kramm, Mishi y Natalí Nez, con quienes mantiene amistad. Pero, además, Mishi y Pany Kramm forman parte del proyecto MarylynDollyna, que a veces es cuarteto con la celista Priscila, y otras tantas es un trío. Un propio ecosistema de mujeres músicas que colaboran entre ellas.
A Natalí Nez la conoció en el Festival Campesino. «Nos vimos por ahí en la calle, nos reconocimos, y entramos a un coro ciudadano municipal y nos hicimos muy amigas. Empezamos a cantar juntas, y desde ahí empezó y se creó Madre Selva, por ejemplo. Y así, así sigo andando», revela.
«Estoy también en la Orquesta de las Américas, ahora hace poquito, hace un par de meses. Eso me tiene muy motivada para aprender la parte teórica musical, que yo no sé. Y ensayar constantemente, que son tres veces a la semana. Igual es súper enriquecedor para mí. Estoy tocando instrumentos que nunca había tocado. Estoy tocando tiple, requinto y guitarra», comenta la artista.
Aprender
En ese sentido, la escuela musical de Marylyn, había sido la iglesia y sus talleres y lo que aprendió en los conjuntos folclóricos que integró. «Estar en la orquesta y ver partituras y unos ritmos extraños es súper complicado para mí. Es un tremendo aprendizaje. Me siento como aprendiendo a leer, literalmente a leer partituras», reconoce.
Por eso, dice, lo toma como lago para «enriquecer lo que vengo haciendo. Lo que yo hago no es algo tan estudiado, escueliado, es muy de intuición nomás. Y por eso quiero, con esto que estoy aprendiendo en la orquesta, encontrar el otro sentido más teórico. Poder comunicarme con otros y otras músicos más universalmente para poder trabajar mejor. Por ejemplo, estos primeros meses me han enseñado rasgueos mucho más lindos, más efectivos. Yo digo, muchas veces estaba haciendo todo mal, porque es verdad, hay otras formas mejores de ejecutar los instrumentos. Hay notas extrañas que yo las hacía pero no sabía cómo se llaman, sólo porque sonaban bonitos».
Aún así, MarylynDollyna asevera no tener metas ambiciosas «como de lograr la fama mundial. Sí me interesa poder cantar para poner en la palestra temas que no se ponen normalmente. También hacer folclor con una mirada un poco más jovial tal vez, más entretenida, más contestatario. Aprovechar esas melodías. Porque el folclor desde siempre ha sido contestatario. No es para cantar solo a las flores. El hecho de que las mujeres se expresaran como cantoras en los campos ya era un acto revolucionario. Por eso me gusta realzar el poder que tiene esta música».
Las raíces
Según cuenta la cantante radicada en Osorno, sus abuelos eran personas que «hablaban mapuzungún solamente cuando se curaban, porque era mal visto ser mapuche. Mi abuela tenía una contextura claramente mapuche, pero me imagino era de los mapuches que negaron de sus apellidos. Aparte, mi familia es de la zona de la Araucanía, entonces ahí la matanza fue un poquito más agresiva. Había que esconder un poco eso. De hecho mi abuelo es familiar de un cacique».
MarylynDollyna asegura que conocer el Festival Campesino fue un aliciente para recuperar sus raíces. «Cuando fui al festival y vi qué hermoso era, palpité junto con ellos (músicos mapuche). Palpité, me sentí muy cómoda. Algunos amigos mapuche me dicen que yo encorazono con ellos, que tengo virtud, como que conecto con su corazón. Venir de una familia campesina, mapuche, soy morena, mi familia me encanta. Está en lo que yo quiero transmitir, personas humildes que han vivido desigualdad desde siempre. Reencontrarme cuando vine al sur y vi todo esto que estaba pasando acá, fue fabuloso», afirma.
Esto y sus vivencias personales la inspiran para hacer su música, precisa. «Las desigualdades me inspiran harto, darle valor a cosas más sencillas también. Tengo un tema que se llama ‘Dime Quién’, que habla de lo bueno y lo malo. Que no es tan malo tener una parte oscura y otra muy brillante. Eso genera un equilibrio. De hecho, las culturas ancestrales valoran este equilibrio, el yin y el yang. Entonces, nadie puede ser tan bueno y nadie puede ser tan malo. Me gusta ir al choque con cosas que tal vez están muy establecidas, pero que no son tan así».
La música
Marylyn confiesa que cuando más joven tuvo un acercamiento al rap. «Desde niña también me gustaba mucho el rap, fui hiphopera. El rap hace desarrollar harto la palabra», cuenta. Pero también aclara que «me gusta toda la música. Desde la clásica hasta el trap, música urbana. Cuando tiene un contenido interesante. No tengo problemas. Me gustaría incluir rap en algunas de mis canciones. Una tampoco es un solo estilo. En mis canciones tengo un poco de blues, de reggae, de rap. Solo yo lo sé».
Además, su gusto por la música la llevó a aceptar el desafío de integrar la Orquesta de las Américas. «Para mí es un desafío poder aprenderme todo su repertorio tan complejo. Los ritmos, las notas extrañas para mí. Espero ser un aporte. Me gustaría también grabar algunos temas. Tengo temas en YouTube, pero grabados así no más. Quisiera grabar un EP, un par de temas bien hechitos. Tal vez hacer algunos videos», adelanta.
Explica que sería un «sueño» dedicarse sólo a la música. Por ahora no puede. «Por lo exigente que soy conmigo misma, el disco de MarylynDollyna tendría que llevar un trabajo mayor y con tiempo que no tengo. Estoy viendo la mejor opción, porque también implica recursos económicos. Han existido ofrecimientos de lugares para grabar y ahí estoy viendo cuál se concreta», argumenta.
La inclusión
MarylynDollyna puede tocar cualquier día de la semana, pero al siguiente, Marylyn Bello debe estar en la oficina. Como funcionaria de la Oficina de la Discapacidad de Osorno, tiene ciertos proyectos a cargo que los mezcla con su arte. «Tengo un taller de música con personas ciegas. que valoran mi tiempo, lo que yo voy a hacer, mis conocimientos. Y a través de ese proyecto me generan un incentivo económico y ganamos todos. Bueno, y si no tuviera ese dinero, igual trabajaría con ellas, como lo hacía antes. Pero tengo poco tiempo, entonces tengo que organizarme y hago muchas cosas», da cuenta.
Eso la ha ayudado a formar un público inclusivo, según relata. «Mi público me gusta. Gente como yo, dicharachera, bien emocional, bien sensible. Creo que mi público son bastante más como de mi edad. Más adultos. Porque ahora ya los jóvenes son más rock, música urbana. Probablemente hay gente más de mi edad o un poco más, no sé, de 50 años. Como que ese es mi público. Y también tengo un público inclusivo que me encanta. Porque al trabajar acá con la discapacidad, a muchos de mis shows van personas ciegas o con discapacidad», apunta.
Y agrega que le «encanta que ese público se visibilice. Obliga a los lugares en general a las adaptaciones. Como decirle el menú a los chicos de manera verbal, acompañarlos al baño. Cosas que uno no se da cuenta si no lo tienen cerca. Entonces, me gusta poder generar ese espacio de confianza para ellos. Que digan, ya Marylyn, te vamos a ver. Porque al saber que estoy ahí, van a pedirme lo que necesiten. Así ha ido creciendo también. Están los amigos, la familia, el público, gente que a veces uno no sabe. No soy tan popular ni famosa. Pero los pocos que me siguen son gente bacán. Es súper difícil también llegar a masas».
Crear y creer
MarylynDollyna indica que, a veces, su mente le juega una mala pasada. «Siento que tal vez soy una mala copia de otras personas. En realidad no quiero copiar a nadie, pero la gente si me ha dicho, así como Marilyn tú cantas y yo sé que es MarilynDollyna. Yo no me he dado cuenta. Que bacán que se pueda haber logrado eso. Impregnar un sello para la gente», dice sobre el propio reconocimiento.
Y es que, afirma, «yo no sé cómo agarré tanto vuelo. Mi idea era compartir la música, poner temas que no se cantan mucho menos en el folclore tradicional. En ese tiempo era más difícil, porque la primera vez que toqué estaba casi prácticamente solita, no me sentía tan valorada. Ahora valoran que estás haciendo algo que otra persona no podría hacer. Pararse a cantar delante de gente no es fácil. Los ensayos que se requieren, el tiempo, el dinero, son cosas que se tienen que valorar. Yo creo que un gran impulsador de la valoración de la música de autoría han sido locales como el Maluza y la Taberna Pirata también».
«Siempre digo que para crear, hay que creer. Hay que creer en lo que uno está haciendo. Y si te pasan cositas, siempre digo, ahí es. Si tú te sientes emocionado, contento, cositas la guata, emociones ya sean buenas o malas, ahí es. Y si eso no te motiva, no es. No te obligues. Explora las diferentes gamas musicales que hay. Creer y sentirlo desde adentro», dice.
MarylynDollyna está cada vez más cerca, tal vez, de encontrarse con su paloma.