‘El tibio calor del sol cuando se apaga’ (2017) fue el primer EP que Reina Luisa publicó, seguido del disco ‘Osorno’ (2018), y que este jueves serán sucedidos por ‘Nunca es para Siempre’. Se trata de el tercer trabajo de estudio de la agrupación osornina y que ya tiene cuatro sencillos lanzados hasta ahora. Este 30 de mayo, la producción estará disponible en todas las plataformas digitales y contará con doce tracks.

El pasado 17 de mayo, en el Salón Bar del Centro Cultural de Osorno, algunas decenas de personas pudieron disfrutar de la pre escucha del disco. En un evento organizado por la banda y que tuvo de invitados a autoridades, familiares y cercanos, se pudo conocer el trabajo completo. Allí, Gerardo Pérez, Nicolás Durán y Carlos Leal, interpretaron ‘Palpitar’ y ‘Ganas de verte’, singles de ‘Nunca es para siempre’. Luego se reprodujeron los más de cuarenta y cinco minutos del disco ante las y los invitados.

Algo que emocionó a los miembros de la banda, quienes revelaron ante la audiencia que Reina Luisa estuvo a punto de desaparecer. Así como se lee. Tirar la toalla era una opción más que realista de los tres músicos antes de enterarse que, tras años intentándolo, podrían financiar el disco. Lo hicieron a través de un Fondart que los obligó a volver a concentrarse en nueva música para la banda. Reina Luisa no se acaba, aunque digan que nunca es para siempre.

Emociones

Cada invitado e invitada que llegó hasta el Centro Cultural fue parte, de alguna forma, de esta reinvención convertida en historia para la banda. Desde amigos y amigas que ayudar con la logística para los videoclips, hasta esos familiares que con palmadas en la espalda alentaron a sus queridos hijos, hermanos, nietos. Nicolás, Gerardo y Carlos se mostraron contentos. «Estuvo muy bonito, muchas gracias a la gente que vino, que se dio el tiempo», dijo Leal. «Creo que es bonito hacer estas cosas, darnos cariño un ratito, aunque sea simbólico. Es bacán, más aún con la gente cercana, qué bacán iniciar el disco así», agregó Durán.

Gerardo Pérez incluso precisó creer que «ellos creen más, de hecho, en nosotros que nosotros mismos. Así que eso yo lo agradezco mucho. Personalmente hablando, siempre recibo mucho apoyo de parte de mi papá, tanto de forma concreta como en palabras. En el fondo lo agradezco mucho y creo que repercute mucho cuando yo digo, ya está, estoy chato. Pero me dice ‘sigue haciendo música, ¿qué más va a hacer?’ Y es cierto.

Nicolás Durán no dejó de agradecer «el cariño de la gente hasta con los actos. El hecho de que nos apañan agarrando un cable, trasladándonos, por ejemplo, ya se demuestra que nos tienen cariño. Así están formando parte finalmente de este disco, de alguna u otra forma». Gracias a eso, bromearon, tienen, al menos, un año de trabajo extra. «Firmamos un contrato que nos amarra por un año», explicó Durán. «Hay que hacerlo, no queda de otra», dijo entre risas Leal. Durán añadió que el proyecto sigue porque «ganas hay, falta dinero. Yo creo que este mismo evento y todos los hitos dentro del año, son los que nos inyectan de energía para seguir».

Pre guardar

Los músicos de Reina Luisa invitaron a toda la comunidad a re guardar el disco antes de su estreno este jueves 30 de mayo. «Es importante que hagan pre-save, pre-guarden, porque eso ayuda el algoritmo, caleta. Pre-guarden el disco, ‘Nunca es para siempre'», indicó Gerardo Pérez.

Nicolás Durán dejó «a todos invitadísimos para que se sumen al estreno este jueves 30 de mayo. Vamos a lanzar nuestro segundo álbum, nuestro tercer disco, para que estén todos atentos y pre-guarden. Esto es para que ahí les llegue la notificación y el aviso y no se lo pierdan».

Carlos Leal también recordó que «si aún no han escuchado los singles anteriores, los invitamos a hacerlo. Tienen videoclips, se van a entretener un rato».

El disco ‘Nunca es para siempre’ se puede pre-guardar aquí.

 

Hace poco más de cinco años, en pleno verano de 2019, Alan Villarroel decidió cambiar de rumbo musicalmente hablando. El profesor de inglés y guitarrista tenía una banda de rock, pero las ganas de tocar cumbia lo hicieron levantar un nuevo proyecto. Contactó a algunos amigos músicos, incluyendo al baterista Rodrigo Antipan y al conguero Cristian Pérez. Junto al vocalista Elvis Martínez, son los cuatro integrantes que se mantienen hasta hoy en La Ruta, el proyecto de cumbia de Villarroel y compañía.

Pero La Ruta, actualmente, la conforman otros cinco músicos. Patricio Uribe (44) toca el bajo, Sebastián Salvo (26) es el saxofonista, Víctor Maripan -a.k.a Cremus- (27) el trompetista, Leonardo Bello (36) toca el güiro y Felipe Toledo (35) está a cargo de los teclados. Todos ellos se han ido incorporando al grupo en el último año. Los más nuevos llegaron a fines de 2023. «Esta es la formación definitiva e ideal para hacer la música que hacemos», afirma Villarroel, tras un ensayo con la banda por la noche.

Alan y Elvis son quienes componen la música de La Ruta, trabajo que inició a mediados de 2019 cuando otros eran los integrantes. «En un ensayo que tuvimos, bien artesano, en la casa del ‘Zeta’ (Antipan) empezamos al tiro a cantar, a probar sonidos nuevos. El Elvis tenía unos temas propios y empezamos a transformarlos en cumbia», recuerda Villarroel. Debieron, entonces, enfrentar la encrucijada de quiénes querían tocar covers o los que querían inventar canciones. La Ruta comienza, según su fundador, cuando deciden hacer sus propios temas.

Pandemia

Esas primeras canciones nacieron previamente y también durante el estallido social de octubre de 2019. De hecho, «tenemos un tema que apoya a los trabajadores, que es la parte que nos identifica más a nosotros. Siempre nos ha gustado el asunto social», dice el guitarrista. También surgieron canciones para el carrete como ‘Borracho y loco’, o de tinte ecológico como ‘A despertar ahora’. El reggae más romántico también está presente en el repertorio de la banda.

«Eso todo lo grabamos en pandemia, cada uno en su casa. Ni siquiera teníamos una interfaz como para grabar por canales separados», rememora Alan. En esa época, Antipan abandonó la banda por otros proyectos, para regresar hace poco más de un año. Tampoco había bronces en esos momentos, por lo que el sonido se acercaba al sound dosmilero. Así grabaron y publicaron cuatro sencillos y un EP llamado Calentando la Marcha (2022).

La crisis sanitaria no permitió que las y los artistas pudieran exponer su trabajo ante público en vivo. Eso provocó un bajón anímico entre los músicos de La Ruta. Eso sí, este llegó casi al finalizar ese periodo, tras lanzar el EP. «Hubo un proceso en el cual la banda pasó por distintos integrantes, antes de lo que estamos viviendo en este momento. Yo lo veía desde una manera externa, ya que había dejado de tocar con La Ruta, pero no tenían una formación fija. Esto ocasionaba una inestabilidad en la banda», complementa Antipan.

Metas

Bajo ese diagnóstico, Antipan y sus antiguos compañeros decidieron hacer ajustes. El baterista volvió a la agrupación y comenzó un proceso de reclutamiento con distintos músicos que conocían. Principalmente fue Elvis Martinez quien sirvió como punto en común con los nuevos integrantes de La Ruta. La búsqueda se enfocó en quienes podrían tener el mismo rumbo, seguir la misma ruta. «Tienen que ver con las metas que tenemos como banda. Queremos intentar hacernos conocidos primeramente aquí en Osorno, quizás a nivel provincial, a nivel regional y, por qué no, a nivel nacional. Buscamos orientarnos a profesionalizar lo que es la escena», afirma el baterista.

«El punto de inflexión de lo que estamos ahora viviendo, yo se lo agradezco mucho al Rodrigo. Yo creo que él fue el que llegó y dijo, ya, sabes que yo puedo tocar con ustedes, pero hay que hacer ciertas cosas. Primero, no hay más rotación de músicos. Las personas que quieran estar en el grupo son las personas que quieren estar. Nuestra meta es grande. No queremos tocar aquí para siempre, queremos ir más arriba», complementa Alan Villarroel.

Las ganas de evolucionar musicalmente también incidieron en la reformulación del proyecto. Decidieron sumar una línea de bronces y un güiro para alcanzar sonidos que añadan «colores» a las raíces de la banda. «El Zeta, yo, hartos venimos del mundo del rock, entonces La Ruta sin güiro y sin bronces sonaba como un sound rockero. No sonaba mal, pero no era como la cumbia. De hecho, amigos que tengo que son cumbieros me dicen ‘ahora sí’. Ahora sí suena a cumbia», dice el vocalista.

Motivación

El año previo a alcanzar la actual formación, según relata el conguero Cristian Pérez, miembro desde los inicios de La Ruta, estuvieron en pausa. «Estuvimos parados como un año después de que tuvimos altos y bajos. Tuvimos hartos cambios de músicos y hubo un momento en que no nos juntábamos, hasta que llegamos a este formato. Todos los chicos que llegaron hace poco, todos vienen con la motivación, y todos son buenos músicos. Lo bueno es que también aportan ideas», comenta el percusionista.

Y es que los nuevos integrantes coinciden en su apreciación respecto de cómo llegaron al grupo. Leonardo, por ejemplo, vio a la banda en un evento de Poblarte (proyecto en el que participa Elvis Martínez) en 2023. Es el único de los nueve miembros de La Ruta que no tenía experiencia en una banda musical. Tocaba el güiro por diversión, pero terminó integrándose a la banda. «Súper motivado yo, de todos los chiquillos, soy el que recién estoy empezando el tema de la música. Ahí voy aprendiendo con los cabros, me andan enseñando a los chiquillos. Yo solo conocía al Seba (Salvo)», revela.

Sebastián y Patricio partieron tocando con la banda en un evento en el Teatro Municipal por invitación de Elvis. Se terminaron quedando, dada la calidad que encontraron en la formación y en las canciones. «Me quedaron gustando los temas. Y dije, ya, bueno, yo aquí de acá no me salgo. Vamos a seguir trabajando con los cabros», revela Salvo. Patricio, en tanto, recuerda que Alan ya lo había invitado en los inicios de La Ruta, hace unos cinco años. Elvis lo terminó convenciendo para la misma tocata en el teatro. «Me mandó los temas, los trabajé y cuando empezamos a ensayar, que es donde tú ves realmente la música, encontré una facilidad súper grande de tocar con Zeta», cuenta.

Los demás

Felipe, el tecladista, por su parte, cuenta que llegó a La Ruta junto a Sebastián Salvo, tras un llamado de Elvis Martínez. Eso sí, el también profesor de música, reconoce que nunca había escuchado al grupo, pero que tomó la propuesta como un desafío. «Yo vengo de otro repertorio. Ni siquiera el piano es mi instrumento principal. Yo toco charango, guitarra, instrumentos latinoamericanos. Este tiempo ha sido un cambio en 180 grados. Cambié el repertorio, lo tomé como un reto también para prepararme como músico», relata.

Víctor, por otro lado, llegó tras la tocata en el Teatro Municipal, pero luego de que allí tocara con su otra banda: Kombo Negro Ska. «Con el Elvis teníamos contacto, porque el Elvis siempre nos hablaba para tocar en Poblarte. Ahí conocí al Elvis y al Salvo. Pero el hilo conductor de La Ruta para mí fue Alan, porque yo no tenía idea que seguía tocando. Nosotros nos conocemos hace como trece o catorce años cuando estábamos en una iglesia. Ahí tocamos cumbia en ese tiempo, pero poco tiempo, como un par de meses. Años después lo pillé en un bar y conversamos, pero en la tocata caché que seguía haciendo música», comenta entre risas el trompetista.

Con la formación defintiva, hasta ahora, comenzaron a dejar claros los puntos sobre las íes. El común acuerdo es que La Ruta avanza hacia su profesionalización y que, para eso, cada integrante debe poner de su parte. Pese a los clásicos roces o discusiones en grupos tan grandes de personas, hay mínimos que todos debieron aprender y asumir con el paso del tiempo. Se ensaya todas las semanas, se aportan ideas y se trabaja también en casa. A estas alturas ya trabajan en nuevas canciones que esperan grabar a futuro y recopilar en nuevos discos.

Delirio y lo que viene

Por ahora, el último hito de la banda en cuánto a estrenos es un videoclip que lanzaron hace pocas semanas. Este fue grabado en el sector de Las Cascadas en la comuna de Puerto Octay y también en el Restaurant Maluza. Eligieron la canción ‘Delirio’, una de las primeras canciones de la banda y que tuvieron que volver a grabar con los nuevos integrantes  e instrumentos. Para el video trabajaron con Danilo Camus de Búho Producciones de Santiago. Fueron dos días intensos de trabajo.

Esta es la forma de trabajar, aseguran todos. La idea es seguir creando canciones y material para mostrar su arte como banda. Cuentan que conversaron entre todos para definir el fin último de La Ruta. Todos buscan que la banda llegue a ser reconocida por su estilo y calidad. El acuerdo al que llegaron tras estar juntos como banda con la formación actual fue tocar en todos los lugares posibles durante el reciente verano. Buscaban hacerse un nombre y poco a poco lo han logrado.

La Ruta sigue, igual que la cumbia.

Deyanira Valenzuela cumplió treinta años hace pocas semanas y, según sus cálculos, los últimos ocho los ha pasado haciendo canciones. Eso sí, desde que estaba en el vientre de su madre que la música la acompaña. Primero escuchando, luego cantando. Lo hizo en el coro de una iglesia hasta que dejó de tener motivos de fe para ir a ese lugar. Luego vino la adolescencia y sus años universitarios que la llevaron a obtener el título de nutricionista.

Fue en esa época de estudios en la que comenzó a retomar su gusto por cantar. «Grabé canciones para amigos, haciéndoles los coros, por ejemplo. Pero no me atrevía a expresarme solita, me daba vergüenza. Pero desde esa época yo escribía, de chica. Siempre fui ligada al arte, al dibujo, a escribir. Pero nunca me creí el cuento. Y cuando ya salgo de la universidad y me pude independizar, dije ya, quiero sacar esta música», recuerda.

Hace ocho años, Deyanira escribió CreeCimientos, su primera canción, «cuando no tenía mucho conocimiento de cómo se escribía una. Tampoco de lo que yo pretendía como artista. Es un juego de palabras: cree cimientos para poder crecer. Habla de cómo podemos ir sanando a través del amor propio y la espiritualidad. Todo el rato la canción va haciendo una metáfora de nosotros mismos con la tierra, de las cosas que vamos sorteando en la vida, los conflictos», explica.

Atreverse

El sentido de la lírica de la rapera hualpenina residente en Puerto Montt presente en CreeCimientos es el despojarse. De cosas y de partes de uno mismo. «Lo mismo que hace la naturaleza cuando mueren las hojas, son fertilizantes para que salgan brotes de semillas. Nosotros mismos también lo hacemos así, mueren partes de nosotros para poder seguir creciendo. En una parte dice que las lágrimas son lo que riega la tierra, mi propia tierra», recalca Deyanira.

«Me atreví con esta canción y después de muchos años la estoy pudiendo compartir con todo el que quiera escucharla», agrega. Y es que para poder mostrar sus canciones, Deyanira tuvo que vencer temas propios como la vergüenza de mostrar algo tan íntimo como las letras. También el posicionarse como artista, a pesar de tener varias canciones listas y grabadas. «Ese es otro tema. Porque uno no se escucha igual cuando graba, es diferente la voz. Tienes que reconciliarte también con tu voz. Yo esta canción la hubiera seguido grabando. Pero ya era momento de soltarla», dice.

Presentarse en vivo tampoco fue fácil. Sus creaciones las terminó casi por completo durante la pandemia mientras vivía en Los Muermos. Luego llegó a Puerto Montt y comenzó a asistir a tocatas y allí conoció al también rapero Milbwoy, su actual pareja. Lo comenzó a acompañar a sus presentaciones hasta que la invitó a hacer sus coros. Fue cosa de tiempo para que terminara cantando sus propias canciones en las presentaciones de su pareja. Hasta que teloneando a los temuquenses de Delanueve, su productor la vio y la invitó a grabar una sesión en vivo. «Después de eso me empezaron a invitar a más partes», confiesa.

 

Videoclip

En cuanto al video de CreeCimientos, Deyanira revela que todo surgió casi por coincidencias del destino. La rapera viajó a Santiago a conocer a su sobrino, del que no supo su existencia hasta el día de su nacimiento. «Yo viajo a Santiago a conocerlo y justamente mi amiga que apareció en el video, que es bailarina, que es de Llanquihue, también andaba en Santiago. Nos encontramos allá y me dice, ‘tengo un amigo que es audiovisual y escuchó tu canción y le encantó'», relata. La amiga era Daniela Súarez (Lawen Yoga Danza) y su amigo era Cristian González. Él quería grabar el videoclip.

«Me junté con Daniela, mi amiga que fue la directora de arte del video. Nosotros andábamos de paseo. Se hizo lo que se pudo, con la ropa que tenía y la que le pedí a mi cuñada. Como la canción habla mucho de la naturaleza, queríamos que fuera en un lugar que tuviera mucha naturaleza. Y ahí dijimos, ya vamos al Cajón del Maipo. Un amigo de él nos llevó en auto, yo hice sandwiches, comida, el catering en la casa de mi hermano con lo que tenía. El compañero creyó en mi proyecto y me hizo a modo de trueque, yo le hice una consulta nutricional», explica Deyanira.

CreeCimientos es el primer videoclip de Deyanira y lo dirigió ella misma. «Fue una idea mía todo lo que sucedió y ahí con Daniela, que es bailarina profesional, bailamos juntas. Ella es la directora de baile de mi proyecto. Canto con tres bailarinas en escena», cuenta. «En el video, Daniela representa a mi espíritu y el del bosque también. Por eso sale ella a mi lado, atrás mío, en mi reflejo», añade sobre la pieza audiovisual.

Lo que viene

Deyanira adelanta a El Sureño que esta canción «es un single que va a ser parte de un disco que estoy preparando. O sea, están listas las canciones, está todo listo, solo hay que irlas grabando y sacando este proyecto». En su casa graba los temas, mientras que dos amigos producen, mezclan y masterizan su música. «Estamos en todo ese proceso de poder sacar el material, pero ahí de a poco. Porque todos tenemos trabajos además de la música», asegura.

El disco ya tiene nombre: AlquiMiau. Tendrá ocho canciones originales de la artista, que son las que toca en sus presentaciones en vivo. «Alquimia es por la transformación de todo. Como mi ser de persona, artista, de sanación. La sanación que ha significado la música para mí. Y Miau porque amo los gatos y me gusta el juego de palabras. Como que lo ocupo mucho en mis canciones. Amo todas las figuras que se pueden utilizar en el rap que son muchísimas. Siempre trato de ocuparlas todas para darle dinamismo y que sea entretenido escuchar las canciones», afirma.

Deyanira sigue creando canciones. Para eso utiliza el ukelele, aunque afirma que siente que aún son composiciones muy básicas. «Creo que uno de esos temas lo voy a incluir en el disco. Hasta el momento va uno de esos temas. Y los otros creo que no son aptos todavía para ser mostrados. Tengo algunos feats con mi compañero Milibwoy, con Kid Luminati, que es un productor de Puerto Montt. También con una compositora que se llama Gabriela, de Puerto Varas. Va a salir próximamente un feat con ella», cierra.

 

 

 

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A nivel competitivo, Sedy, cuyo nombre real es Marcos Vidal (27), es el osornino que más lejos ha llegado en el mundo de las batallas de Freestyle. Dos veces participó en la Final Nacional de Redbull Batalla (2020 y 2021), la más mediática entre las competiciones. A nivel de las regionales, la fase previa a la gran final del país que se hace año a año, ya va a ser casi una década con su nombre instalado entre los gallos. También estuvo a punto de ascender a FMS Chile, la liga profesional de Freestyle del país.

Y es que la disciplina creció en popularidad, y con ello en recursos, durante la última década en Chile y el mundo hispanoparlante. El peak lo tuvo entre 2018 y 2019, cuando había batallas en YouTube que alcanzaban fácilmente millones de reproducciones. Luego, con la pandemia, el fenómeno fue decreciendo, aunque con bases sólidas de fanáticos y competidores.

Sedy ha dado su propia batalla en todas esas épocas. No ha dejado de estar presente desde que en su segunda pasada por tercero medio, un compañero de curso le mostró algunos videos. Eso fue hace casi una década. Allí descubrió la «Batalla del siglo» de Kaiser versus Cristofebril en una BDM (Batalla de Maestros), otra de las competencias icónicas del país. De ahí en más, quiso freestalear como ellos.

Lanzarse

Las ganas de aprender a rimar improvisando lo llevaron a practicar y aprender de manera autodidacta. Se le hizo fácil, según cuenta, y se inscribió en su primera competencia llamada «La Cúpula» en la Plaza de Armas de Osorno. La gracia era que quienes llegaran al cuadro final de cuatro competidores participaría en una gran final semanas después. Los jurados de esa última etapa serían justamente Kaiser y Cristofebril, los referentes de Sedy.

«Yo los quería conocer, porque una vez habían venido, me saqué una foto y se me borró, así típico niño fan en el momento. Fui al torneo, clasifiqué, salí tercer lugar, y en la semifinal no estaban los competidores, así que metieron al Kaiser y al Cristofebril como exhibición contra mí. Ahí empezó todo, caché que podía dar cara, y ahí agarré confianza y me lancé. Después de eso salí al tiro a conocer otras ciudades», cuenta Sedy a El Sureño. Puerto Montt, Temuco, Valdivia y el sur en general fueron destinos recurrentes en sus inicios.

El rahuino pasaba de BDM en BDM, ya que el formato de esa «compe» era recorrer el país buscando los talentos que llegaban a la gran final nacional. «BDM te llenaba el mapa en el año y pasaba por todo Chile, entonces si no estaba en Temuco me iba a Valdivia o Puerto Montt», recuerda Sedy. Eso fue clave para subir su nivel competitivo en la disciplina que comenzaba a amar. «Encontrabas puros locos buenos que se buscaban el mismo cupo. Casi todos eran los mejores de su ciudad», añade.

Dejarlo todo

Así pasaban los años, entre 2014 y 2017, con Sedy terminando la enseñanza media, entrando a la universidad y batallando todos los fines de semana. Goldbattles, Lonko Free, El Malón Freestyle, Aunkan Free, eran las competencias a las que iba. Incluso por votaciones fue invitado a Double AA Internacional en el Teatro Caupolicán en Santiago. «Ahí ya empecé a ver frutos en el freestyle. Entonces como mi vida prácticamente era freestyle y estudios, por el 2018 ya dejo todo tirado por el freestyle», recuerda Sedy.

Dos años antes tuvo su primer momento viral. «En BDM Temuco, la primera vez que fui, salió un highlight del demonio contra Lucifer. Eso me permitió para mostrarme un poquito de la escena, y gracias a eso entro a la Double AA Internacional, quedo por las votaciones. En 2018 en Red Bull, me trataba de meter a la más importante para que me vean. Estoy acá, estoy vivo todavía y después de Red Bull empiezo a hacer la gira DEM. En 2019 empiezo a ganar todo lo que podía acá en el sur para ganarme los cupos en las nacionales en Santiago y otros lados», precisa.

Ese año llega el primero de los dos torneos internacionales que ostenta Sedy hasta ahora. «Viajamos a Argentina y ganamos Lonko Free Internacional 2K19 en equipos y también individual. Fuimos con Soulsaez y otro chico de Temuco», dice. Con esos antecedentes, Sedy apostaba por entrar por primera vez a una nacional de Red Bull. Con la llegada de la pandemia del COVID-19, el freestyle tuvo que adecuarse y cambió el formato de clasificación. Se seleccionaron videos que enviaron las y los freestylers según la zona por la que postulaban. Sedy fue uno de los seleccionados del sur. Debía demostrar que todos los años de batallas eran por algo.

El plató

Ese 2020 de pandemia, la final nacional de Red Bull Batalla de los Gallos fue transmitida por televisión abierta. Se realizó en un estudio de televisión y llegó a las pantallas por Canal 13. Sedy ganó su primera batalla de octavos de final ante MC al Cuadrado y en cuartos no pudo ante Atri. Sedy quedó entre los ocho mejores de la competición y eso le permitió sumar puntos para el ascenso a FMS. Se trata de la liga profesional a la que se accede compitiendo y sumando puntos según resultados durante todo un año por todo el país. Red Bull entrega el puntaje máximo. Acertijo fue el MC que se llevó el título en esa oportunidad.

La gran performance le dio la posibilidad a Sedy de acercarse a lograr el objetivo de subir a FMS. Sin embargo, y como explica el artista, «ya estaba prácticamente terminado ese ascenso. Lo peleé para conocerlo, viajé a Chillán, a Valdivia, conocí más ciudades». Al año siguiente, el cupo de Sedy para la nacional de Red Bull se lo ganó en una de las instancias más complicadas. Clasificó mediante la Mid Season de DEM, la competencia callejera más importante del país. Para entrar ahí tuvo que buscarse la clasificación en DEM Antofagasta. En la instancia nacional perdió la final ante Jokker de Hualpén, quien ya estaba clasificado a la final de Red Bull.

«Ese año me meto de lleno a lo que es el primer ascenso que me peleo en serio. Ahí es cuando estoy tercero casi todo el año, tercero y cuarto y de ahí en la Copa Federaciones no se dio. Ya en 2022-2023, porque ese ascenso duró un año y medio, estuve primero y segundo todo el año. De ahí bajé porque no fui a BDM, que BDM daba como 50 mil puntos. Estuve viajando por todo el país prácticamente, fue bien pesado. Tuve un viaje donde un día era Arica, al otro día tenía que ir a Iquique, y al otro día tenía que ir a Antofa. Así era el ascenso, como era un fin de semana tenía que partirme más o menos», admite Sedy.

Sacrificio

En ese contexto, peleando los pocos cupos para entrar a la liga profesional, con eventos en todo Chile, Sedy comenzó a tomar decisiones. Tras un 2022 donde, prácticamente, pasó más tiempo fuera de Osorno, en 2023 era hora de centrar su vida en un lugar más neutral. Optó por ir a Santiago a vivir junto a su pareja (y mánager) de ese entonces. Antes había dejado su carrera en manos de Vitto Ramírez, conocido mánager de varios competidores de la disciplina. Por algunas diferencias terminaron el trabajo en conjunto y continuó con su pareja.

El ascenso lo califica de «cansador, hermano, cansador y desgastador, mental y físicamente. Tenías que cuidar puntos, tenías que andar con la calculadora, era prácticamente estar en la FMS, pero de otra forma. Tenías que cuidar puntos, cuidar un puesto, y claro, en las otras ciudades no quieren que les vaya a ganar el cupo o los puntos a los locales. Sus oportunidades de aparecer en la (Copa) Federaciones o en la FRF eran ganando sus nacionales. Tenía que batallar con los freestylers y también con la gente, con las malas caras, con los malos tratos, con los malos alojos de repente».

Cuenta que una vez tuvo que compartir una cama de una sola plaza junto a Nait y Nazho ND, otros freestylers que se han buscado el ascenso. «La cama no eran catres, eran palos con manta, entonces ese día me enfermé, al otro día igual. Cosas así tenía que aguantarlas, porque hay que pelear los puntos. Y por otro lado, claro, entrenamiento a full, eso es lo bueno, competencias, mejorar el nivel, generar lazos nuevos. Conocí a mucha gente afuera, y conocí ciudades que nunca pensé que iba a conocer en el mundo, entonces eso es lo mejor de todo yo creo», sopesa.

Vivir del Freestyle

Los dos últimos años competitivos de Sedy (2022-2023) fueron viviendo del freestyle. «Mis ganancias eran de ahí, no tenía que preocuparme mucho. Como no estaba mucho en la casa, no era tanto gasto por la casa, era más para costearme lo que ganaba. Lo gestionaba con mis pasajes, porque como todos los fines de semana era otra ciudad distinta, al final se me iba en pasajes. Por suerte la ropa siempre fue rapera, entonces siempre hubo compes que te regalaban ropa y ahí me salvaba en cuanto a ropa», explica.

Actualmente, Sedy debe trabajar en otras cosas, tras volver a Osorno este año, en una especie de renacimiento. «Yo pretendo vivir del freestyle nuevamente, pero como están las cosas y como se reduce cada vez más el espacio de la elite, al final para vivir del freestyle hay que ganar algo importante. Se podía vivir cuando uno no había ganado algo tan importante, pero había circuito, entonces había movimiento todo el rato. Ahora no, ya prácticamente viven los puros de la élite. Para poder entrar hay que ganar una Red Bull, ganar una BDM, tener alguna oportunidad afuera», afirma. La otra opción es tener algún momento viral que visibilice el trabajo en el mainstream.

Es por eso que la idea de Sedy para 2024 en volver a entrar a la nacional de Red Bull. Las clasificatorias para las regionales se realiza a través de videos. Dichos resultados se darán a conocer este martes en Chile. «Sé que he estado alejado del circuito y me he dedicado solo a entrenar. Estoy dedicado a devolverle al freestyle lo que me ha entregado, tanto con mi tiempo, haciendo la competencia y mentalizándome. Sé que va a ser más difícil que todos los otros años. Tengo un año como de descanso, entonces nadie sabe nada de mí, o sea saben, pero no cómo estoy compitiendo. Pretendo ojalá volver a la nacional este año y hacer algo más importante que las veces anteriores», anuncia.

El Último X

Lo de hacer la competencia es lo siguiente: Sedy decidió que en su vuelta a Osorno levantará una nueva competencia de batallas. El nombre que eligió es «El Último X», un juego de palabras con la X región y el fútbol. El diez, el creador, el que más improvisa en cada movimiento son la pelota pegada al pie cobra protagonismo para Sedy. Antes del freestyle, el fútbol era su mayor pasión y actividad. Por ahora va una fecha ejecutada, en la que superó las expectativas de su propio evento.

«La primera fecha me sorprendió para bien, sobre todo porque rompimos la barrera de los diez competidores. Yo dije, en el mejor de los casos hay diez competidores, y llegaron dieciocho. Llegó gente nueva, llegó gente de la Unión, de Valdivia, de Puerto Montt», cuenta. Próximamente anunciará la segunda fecha de la competición. «La necesidad de hacer el último diez estaba hace rato. Yo andaba con ganas de hacer una competencia que se haga bien en todos los sentidos, o por lo menos como a mí me gustaría. Con un jurado lo más serio posible, un host bien metido en su papel, el concepto difícil. Una competencia de freestylers para freestylers», añade.

Hasta el momento, Sedy organiza la competencia «literal solo. Me ayuda sí el host, que es el Chino, que está incursionando en el hosteo. Nació todo después de una batalla escrita super piola que hicimos en honor a Flandes (freestyler osornino lamentablemente fallecido este verano). Las medidas que llevo son directamente responsabilidad en lo que es la puntualidad. También en lo que es prometer cosas que sí voy a cumplir, en tener el jurado más objetivo posible. Trato de ser lo más profesional y pulcro posible dentro del under de las plazas».

El Heredero

A fines de 2021, Sedy aprovechó una de las mayores oportunidades que aparecieron en su camino como profesional de la rima improvisada. La plataforma de streaming Star+ produjo una competencia de freestyle en formato reality. Así, en Ciudad de México se grabó el programa con la participación de cinco icónicos campeones del género en la región. Los freestylers Aczino (México), Jaze (Perú), Skone (España), Dtoke (Argentina) y Kaiser (Chile) asumieron los roles de mentores en busca del “heredero”. Cada uno eligió a tres competidores hombres y una mujer de su país para jugárselas por el premio mayor de 50 mil dólares.

«Nos escogió Kaiser a mi, Askel, Racso y Eskai. Tenían que llevar a freestylers que no estén ni en FMS ni hayan ganado Red Bull y tampoco sean tan desconocidos. Entró MP (Argentina) y Skill (Perú) que si estaban en FMS, pero en ese momento cuando firmaron, todavía no entraban. El Kaiser nos escoge porque ya nos había visto, el Kaiser se quedó en mi casa, nos conocemos hace años. Él quería darnos la oportunidad que según él merecíamos e intentamos responder de la mejor manera», recuerda. Sedy cuenta que aquel trabajo, que fu estrenado en enero de 2023, pero que se grabó en diez días en México, superó sus expectativas.

«Llegamos a Ciudad de México, ya salir del país es espectacular, pero llegar a México es otra cosa, a otra cultura, otro mundo, otra gente. La competencia fueron días de rodaje, que en realidad lo único pauteado que había eran las presentaciones. El resto era todo freestyle, todo era momento real. Llegamos hasta el capítulo final con Askel, sobrevivimos como chilenos, fuimos los últimos chilenos en sobrevivir, y competíamos todo el día», cuenta. «Más encima siendo de osorno, yo no me lo podía creer. Me despertaba en el hotel, abría la ventana, estaba en Ciudad de México», agrega.

La competencia, la música, los talleres

La conversación con Sedy se torna larga según los cronómetros del mundo, pero pasa volando con los detalles acerca de la disciplina. Hay que entrenar, hacer juegos de palabras, discutir si el freestyle está muerto como plantean algunos creadores de contenido. Para Sedy, dichas discusiones no alcanzan a superar lo que es el freestyle para quienes lo viven con pasión. No ha dejado de batallar ni de expresarse libremente gracias a su habilidad con las palabras y las rimas. Le gusta más, incluso, que hacer música, aunque ese terreno lo sigue teniendo cerca.

Por lo pronto, Sedy también comenta sobre su sentido de pertenencia al arte y cultura de Osorno. Como exponente, organizador y gestor. Ya tuvo experiencia trabajando con Agrupación MUDO y The Mission College realizando talleres de freestyle. La competencia y el nivel competitivo no le permitieron seguir en esos tiempos, pero no descarta volver a intentar ese tipo de acercamientos con quienes se adentran a ese mundo. Su cerebro está moldeado para improvisar, algo que en todas las expresiones artísticas tiene cabida. «Es como un método de expresión muy válido y muy íntimo», dice.

A Sedy lo ha ayudado expresarse de esa manera. Es su método para desahogarse y buscar un futuro. Sigue dando la batalla para expresar en rimas lo que sale de su cabeza entrenada, pero sobre todo de su corazón. No cualquiera rima con coherencia, menos aún lo hace improvisando. En Osorno está Sedy y sigue dispuesto a dar esa batalla.